Debo abordar el tema de las
deficiencias del registro electoral venezolano desde la perspectiva tecnológica,
examinar las bases metodológicas de las estimaciones de la población y conocer
quienes realmente deberían votar en un proceso eleccionario confiable
determinado por una población votante basada en un registro electoral que
refleje verdaderamente quienes son los que deben ejercer ese derecho.
Desde la perspectiva planteada
técnicamente la realidad actual a su ajuste con estimaciones interesadas hay un trecho muy grande, por lo
tanto existe desde ese punto de vista inacuracidad,
es decir, que las diferencia entre la realidad y las estimaciones de la
población calculada mediante una base inconsistente de datos con antigüedad de
doce años hacen dudar de su validez y, consecuencialmente la construcción del registro electoral y su distribución en
circuitos electorales igualmente son no
confiables.
La denominada oposición
oficial que a nadie representa, intenta colarse en Oslo con el
propósito de lograr un ablandamiento internacional para ir a México a
negociar un acuerdo para llevar a cabo las elecciones presidenciales como
formula pacífica para elegir a un presidente e ir a un proceso de elección
primaria entre ellos mismos para concretar una formula donde supuestamente se
tome en cuenta a la sociedad civil, sin embargo, lo hacen desde una postura acomodaticia,
absolutamente superficial y, por ningún lado,
esgrimen que el registro
electoral no refleja la realidad y los llamados a corregirlo, sincerarlo y
distribuirlo no aparecen en sus discursos y centran su narrativa propiciando un proceso que esta muy lejos de ser
transparente.
Razonando con disquisiciones
ante las múltiples declaraciones técnicas en las cuales se manifiesta que la
población venezolana se ha estimado a la fecha en 32 millones de habitantes han
generado dudas sobre su validez y una de
las razones esgrimidas es la aplicación de los métodos de estimación a
partir de los datos del Censo de población
del año 2011 cuya calidad se ha
puesto en duda, pero en todo caso, el
análisis revela una serie de inconsistencias tales como tasas de crecimiento
interanuales significativamente grandes en relación a las tasas seculares de su
comportamiento, irregularidades en la composición de los grupos etarios, inconsistencias
en los tramos de población de jóvenes en edad de votar, ausencia de
correcciones en las tasas de mortalidad y morbilidad, dudas en la distribución
espacial perturbada por las migraciones externas e internas, incremento de la
población como consecuencia de otorgamiento de identidad a cientos de miles de
extranjeros sin fórmula legal alguna alimentada por una población de invasores
cubanos, iranies, chinos, turcos, rusos y de otras nacionalidades. Todo ese
cuadro induce inacuracidad en las estimaciones y a ciencia cierta no sabemos ni
cuantos venezolanos somos y, mucho menos cuantos somos población activa y no
sabemos a cuál es el verdadero número de votantes, obviamente sin dejar de lado
a la cifra de 6 millones de venezolanos que se dice de manera aproximada salieron
del país. En otras palabras, el registro electoral requiere de manera
imprescindible una revisión, y elaboración de uno nuevo si se quiere ir a
elecciones transparentes como es el argumento del régimen y de sus colaboradores
de oposición.
No
cabe la menor duda que no somos 32 millones de habitantes, que la población
activa no somos los 16 millones que se publican, y que dudamos que sean 19
millones de personas con derecho a votar. Estas apreciaciones se han hecho
argumentadas sobre las bases de supuestos factores demográficos y de los
resultados electorales en casi todas las elecciones fraudulentas que se han realizado.
Se
ha publicado un estudio presentado por un grupo de trabajo identificado bajo
las siglas de ANOVA los cuales afirman que han usado imagines satelitales y
métodos estadísticos sofisticados para corroborar que la población por ellos
estimada mediante
un modelo de cálculo basado en la densidad poblacional. Al efecto, han ofrecido
una explicación técnica absolutamente incomprensible para el común, pero que su
estudio revela que han estimado a la población venezolana sobre la base de árboles
de decisión bayesiana usando imágenes satelitales de los mapas de Google Maps distribuidos
en miles de segmentos espaciales y usando como base las estimaciones del Censo
hecho el por el Instituto Nacional de Estadística. Lo relevante es que concluye
e informa al Banco Interamericano de Desarrollo el supuesto de que en Venezuela
solo hay 28 millones de habitantes y no 32,6 millones, es decir una diferencia
de cuatro millones de personas y afirma según sus métodos realmente han salido
4,5 millones de personas.
Nuevamente
se plantea el tema de inacuracidad de las estimaciones, pues con el análisis
espacial de los mapas de la famosa red revelan otra vez las inconsistencias puesto
que por otros métodos se ha afirmado que la población venezolana difícilmente
alcanza 29 millones de habitantes de los cuales 5 o 6 millones se fueron del
país, lo cual significa que con mucha incertidumbre el registro electoral difícilmente
alcanza a los 17 millones sin excluir a los que se fueron que son votantes
potenciales si los dejan los procedimientos electorales,
Sin
mayores tecnicismos, la conclusión de la revisión demográfica demuestra que todas son aproximaciones
y que tienen un importante error de estimación y que por tanto el registro
electoral no tiene la base consistente y necesaria y que los registrados o no
para votar en unas supuestas elecciones no reflejan la realidad que cientos de
miles no están registrados, que otros tantos no existen, muchos pasaron a mejor
vida y son suplantadas sus identidades para votar, que existen votantes múltiples
con identificaciones adulteradas, que están registradas personas virtuales y
que el registro está contaminado forzosamente con personas que no tienen
derecho a votar porque son invasores
protegidos por el régimen y los cuales fueron dotados ilegalmente de documentos
de identidad. En resumen, la estructura etaria no se corresponde con las
estructuras poblacionales estándar y están distribuidas de manera desuniforme
en circuitos electorales cargados con datos de personas que nunca llegarán a
ellos y, que miles de centros electorales son artificiales y controlados por el
régimen.
Por todas
las razones anotadas, independientemente de la metodología usada, el registro
electoral no sirve para hacer unas elecciones transparentes, por tanto, hay que
hacer un nuevo registro, ver quienes son venezolanos genuinos, ¡donde deben
ejercer su derecho?, ¿cómo se manejará un contingente de votantes distribuidos
por el globo terráqueo?, y qué hacer para ser genuino y confiable, es decir,
acurado. Necesitamos la disposición y ayuda internacional para reconstruir el
sistema,
Si no se
aborda con seriedad la construcción de un registro electoral realista, y confiable
no llegaremos a nada por esa vía. Lamentablemente no vemos a los fulanos
negociadores argumentando lo más importante como es el de disponer de un
sistema electoral confiable para ir a elecciones. Por supuesto que hay tiempo
para hacerlo, pero se requiere la disposición, pero sospechosamente el tema es ignorado
y por lo tanto es ir ciegas a un proceso donde todo esta fraudulentamente
programado, y eso lo que significa es que se irá bozaleado a tal elección y sin
ser pronosticador de oficio seguiremos con el mismo hombre en el poder
fortaleciendo la estrategia global progres que está bajo la dirección del Foro
de Sao Pablo dando tan buenos resultados en otros países, sin dejar de mencionar que ante las
estrategias del régimen de profundizar
el igualitarismo social lo que hizo fue correr a millones de venezolanos que
difícilmente podrán votar, y que en parte el nuevo hombre creado por el régimen, no
tienen valores democráticos sino más bien, son aprovechadores, especuladores,
sobrevivientes, y chivatos, y esos son mayoría y seguramente quieren seguir con
la permisibilidad que le da el régimen para sus actividades y harán que el
régimen en una simulación democrática electoral continúen en el poder. La
probabilidad que ello ocurra si no hacemos lo conveniente es alta, es decir,
seguiremos con el modelo comunista por muchos años más imitando al régimen
castrista,