sábado, 21 de septiembre de 2019

Cambio y Autonomía Universitaria

 

CAMBIO Y AUTONOMÍA UNIVERSITARIA

Genaro Mosquera C


La universidad pública venezolana está sustentada en el principio de la autonomía, es decir, en el derecho inalienable de elegir a sus autoridades, auto gobernarse y conducir los procesos de enseñanza e investigación de manera independiente y plural, apoyada con los recursos asignados por el Estado, y adicionalmente, por los recursos generados obtenidos de sus propios procesos de investigación, extensión e innovación.

Desde la aparición del socialismo en Venezuela, la presión hacia la universidad por parte del  gobierno fue grande. Se intentó por diferentes medios el apoderamiento del sistema universitario y a pesar de los inmensos obstáculos inducidos por el sector oficial para lograr ese propósito la universidad ha logrado resistirse y se ha opuesto sistemáticamente al régimen por lo que representa como sistema mediante la aplicación de un modelo contradictorio con los principios de la verdad y de la libertad.

La universidad siempre ha sido  combativa a favor de la libertad, cultura, pluralidad y paz,  ha impedido el apoderamiento de las universidades autónomas frente a la estrategia oficial la cual como alternativa provisional orientó sus objetivos a la intervención de las universidades experimentales y de los Institutos Universitarios de Tecnología, de tal manera que logró su control e inicio la diversificación educativa con la creación de centros de estudios masiva mediante un modelo populista y demagógico. Se crearon más de doscientas  universidades y modalidades parecidas de las cuales han egresado más de un  millón de personas con títulos cuya calidad es cuestionada, con una oferta engañosa producto de carácter proselitista cuyo producto final son estudiantes que salen del sistema sin ninguna competencia profesional, lo cual ciertamente, creará un problema serio cuando recuperemos la libertad del país.

La presión y los diferentes mecanismos de apoderamiento oficial ejercida por el Tribunal Supremo de Justicia cambió las reglas de juego para la elección de las autoridades las cuales se opusieron a la medida con declaraciones ocasionales formuladas en su esencia por el discurso y defensa de la autonomía universitaria,  la preservación de la llamada cultura de paz y del cambio no violento e introduciendo inútiles recursos legales.

En once  años no se han hecho elecciones  de autoridades universitarias y las actuantes cuyo periodo ha vencido después de cuatro años de gestión formal permanecen en sus cargos independientemente del deterioro  de la infraestructura física y académica, condicionada por las restricciones financieras y el consecuente éxodo de más de la mitad de la fuerza docente, de investigación y la merma estudiantil que ya alcanza iguales proporciones.

Las autoridades universitarias para lograr la supervivencia institucional han hecho concesiones al régimen permaneciendo burocráticamente en el Consejo Nacional de Universidades (CNU) e intercambiando la formalidad administrativa y académica con los ministros de turno y con las autoridades del partido de gobierno a través de  cuestionadas reuniones con los dirigentes del régimen a cambio de su presunta estabilidad y de permitir el funcionamiento universitario con presupuestos mermados los cuales han tenido el efecto directo de ir degradando a la institución debilitando al cuerpo docente los cuales se ven sometidos a una política salarial cuyo monto promedio está por debajo de los veinte dólares mes lo cual los obliga a la deserción, y deterioro de su decoro personal y profesional. Los gremios hicieron de la merma salarial una bandera  y pregonan sistemáticamente las justas reivindicaciones usando los tradicionales paros y manifestaciones públicas, emitiendo regularmente los comunicados de rigor los cuales son desoídos por el régimen cuyos objetivos opuestos son los de reducir y controlar la universidad.

Las autoridades universitarias no han cumplido con su deber y no han estimulado la convocatoria a elecciones vencidos sus periodos legales bajo el falso argumento de  las multas y  penas dictadas por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que supuestamente les impondrían por desacato de una irrita sentencia violatoria por lo demás de la Constitución y la Ley de Universidades  

Esta sentencia ha sido cuestionada públicamente por ilegitima, las autoridades han ocurrido inútilmente a la vía jurídica oponiéndose a la presunta  ilegalidad de las restricciones impuestas para la celebración de elecciones de sus autoridades, sin embargo, han acatando la medida y permanecen en sus cargos, por otra parte, se han visto obligados ante la renuncia de algunos decanos y directores de escuela  a reemplazarlos por suplentes en cuestionados procedimientos.  Esta actitud ha permitido que mantengan una relación de convivencia con el régimen poniendo como excusa el logro de la supuesta paz en el sistema universitario y que en general se aprecia en la comunidad universitaria como una acción colaboradora y de cohabitación con el régimen

Los estudiantes siempre contestatarios celebran regularmente sus elecciones, retan permanentemente  el régimen eligiendo libremente a sus representantes en los centros estudiantiles y  federaciones universitarias de acuerdo a los términos del reglamento electoral de la universidad  y en loable actitud combativa. Consecuencialmente ejercen  acción pública y universitaria de manera combativa, por ello, tienen voz trascendente en el pueblo.

Buen ejemplo el de los estudiantes en el ejercicio de la autonomía  que las autoridades deberían replicar y acompañar a la comunidad universitaria en su deseo de cambio de  autoridades. Estas muestran evidente cansancio y escasa efectividad en sus funciones y es hora de un cambio importante por otras autoridades relevantes y comprometidas que permitan un enfoque nuevo del sistema universitario para intentar recuperar su misión y simultáneamente  reflejar al país la resistencia a un modelo de gobierno absolutamente contrario a los valores universitarios.

El reciente evento celebrado en el Aula Magna de defensa de la autonomía parecía una obra de teatro bien montada  con guion y decoración adecuada con el protagonismo de las autoridades y de dirigentes universitarios seleccionados para la ocasión incluyendo a una menguada representación de la Asamblea Nacional. Estos actores leyeron cuidadosamente su partitura sobre la autonomía universitaria, los bajos ingresos e hicieron planteamientos redundantes sobre la calidad educativa poniendo énfasis  de no llevar a cabo las elecciones de las autoridades  con las normas oficiales impuestas. El mensaje subyacente fue de elegir autoridades solo con la reglamentación derivada de la Ley de Universidades, cosa que nunca ocurrirá, y mientras este régimen exista seguirán en los cargos hasta que se instale un nuevo gobierno o cambie el modelo político.

En lamentable que en un escenario tan nutrido de universitarios no se dijeron verdades y puesto de relevancia denuncias tales como: la usurpación del gobierno como consecuencia de un frauda electoral, la salida necesaria del régimen y cambio de modelo, la libertad de los presos políticos, el rechazo a la brutal represión policial y militar, la estrategia de desestabilización de países hermanos y la violación del los derechos humanos. Los discursos leídos no tuvieron sentido trascendente  dentro de la perspectiva de cambio que pide el país y de la revisión integral que necesita la  educación superior tales como: la reforma de los instrumentos legales, cambio en la estructura de la organización y direccion de las universidades existentes cuyas funciones son redundantes e improvisadas, la calidad educativa de   profesionales mal preparados y sin competencias adecuadas, la necesidad de resolver el tema fundamental relativa a la ausencia de  profesores e investigadores calificados  que abandonaron la universidad forzados por la precaria vida profesional y familiar a la cual se han sido sometido por años.

La comunidad universitaria exige salarios dignos, un gobierno legítimo y una universidad en manos de autoridades comprometidas con el cambio. Deseamos  ver a una universidad que se ajuste a la Constitución y las Leyes, que celebre inmediatamente elecciones autónomas, con nuestros reglamentos, conducidos por una Comisión Electoral valiente. Una universidad, que se pronuncie contra el hambre, la depauperación a la cual ha sido sometida la población, que haga la denuncia objetiva y verdadera y fije las pautas rectoras para una Venezuela mejor. Una universidad que sea reflejo de la esperanza de cambio que tenemos los venezolanos.

 

 

 

AUTONOMIA UNIVERSITARIA y ELECCIONES

 


Genaro Mosquera C

Desde el inicio de la década de los años sesenta emergió la universidad pública venezolana sustentada en el principio de la autonomía, es decir, el derecho inalienable de auto gobernarse, elegir a sus autoridades y conducir los procesos de enseñanza profesional y la investigación de manera propia, pero con los recursos asignados por el Estado y regimentados por el Consejo Nacional de Universidades y recursos generados de sus propios procesos de investigación e innovación.

Ante la aparición del socialismo en Venezuela, la presión desde el inicio del gobierno fue grande y se intentó por diferentes medios el apoderamiento del sistema universitario  que ante los  muchos obstáculos inducidos por la universidad siempre combativa  la estrategia oficial fue intervenir las experimentales que podía, y diversificó los centros de estudios en una masificación populista y engañosa, de tal manera que se crearon más de doscientas  universidades las cuales han graduado más de un  millón de personas con títulos cuya calidad es cuestionada.

La presión y mecanismos de apoderamiento a través de la estrategia oficial montada y  ejercida por el Tribunal Supremo de Justicia cambio las reglas de juego para la elección de las autoridades los cuales se opusieron a la medida con declaraciones ocasionales formuladas en su esencia sobre el discurso y defensa de la autonomía universitaria,  la preservación de la llamada cultura de paz y del cambio no violento.

En once  años no se han hecho elecciones  de autoridades universitarias y las actuantes cuyo periodo vencía en el año 2008 permanecen en sus cargos independientemente del deterioro  de la infraestructura y académica, condicionada esta última por el exodo de más de la mitad de la fuerza docente y de investigación y la merma estudiantil que ya alcanza menos del cincuenta por ciento de las matriculas regulares.

Las autoridades universitarias para lograr la supervivencia institucional han hecho concesiones al régimen permaneciendo en el Consejo Nacional de Universidades (CNU) e intercambiando con los ministros de turno a cambio de su presunta estabilidad, de funcionar con  presupuestos mermados los cuales como un efecto directo han deteriorado la estructura docente que tiene ingresos medios por debajo de los quince dólares mes y como consecuencia directa, sometidos a la deserción obligada y al deterioro de su decoro profesional. Los gremios hicieron de la merma salarial una bandera  y pregonan sistemáticamente las justas reivindicaciones usando los tradicionales paros y manifestaciones localizadas y comunicados de rigor.

Las autoridades universitarias no estimularon la convocatoria a elecciones fundamentadas en  las penas que impondría el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y de alguna manera ocurrieron inútilmente a la vía jurídica oponiendo la ilegalidad de las restricciones impuesta para la celebración de elecciones de sus autoridades. Esta actitud ha sido cuestionada públicamente por la permanencia en los cargos, el reemplazo por suplentes de los que se han ido y por su timida relación con el régimen que muchos califican de colaboradora en aras de la supuesta paz del sistema. Los estudiantes siempre contestatarios si las hicieron. Retan permanente el régimen celebrando elecciones de sus centros estudiantiles y  federaciones en actitud combativa y tienen voz trascendente en el pueblo. Buen ejemplo de autonomía que las autoridades deben replicar y acompañar a la comunidad universitaria que así lo desea y reflejar al país la resistencia a un modelo de gobierno absolutamente contrario a los valores universitarios.

Este evento reciente de defensa de la autonomía celebrado en el Aula magna parecía una obra de bien montada con dirigentes universitarios seleccionados incluyendo a una menguada representación de la AN. Cuidadosamente hablaron de la autonomía, de los bajos ingresos e hicieron planteamientos redundantes sobre la calidad educativa y pusieron énfasis  de no llevar a cabo elecciones con las normas oficiales impuestas. El mensaje subyacente fue de elegir autoridades solo con la reglamentación derivada de la Ley de universidades, cosa que nunca ocurrirá, y mientras este régimen exista seguirán en los cargos hasta que exista un nuevo gobierno o modelo político.

En lamentable que en un escenario tan nutrido de universitarios no se dijeron verdades, tales como: la usurpación, la salida del régimen, los presos políticos, la represión y la estrategia de desestabilización de países hermanos, y la violación del los derechos humanos. Los discursos leídos no tuvieron sentido trascendente  dentro de la perspectiva de cambio en la educación superior que requiere una revisión integral  tales como: cambiar los instrumentos legales para revisar la organización de las universidades existentes, redundantes e improvisadas, de como manejar el tema de  tantos profesionales  mal preparados y sin competencia real, con profesores que abandonaron la universidad y de procesos de investigación inexistentes.

Queremos ver a una universidad que se ajuste a la Constitución y las Leyes, que celebre elecciones autónomas de manera inmediata, con nuestros reglamentos, que se pronuncie contra el hambre, la depauperación, que haga la denuncia objetiva y fije las pautas rectoras para un Venezuela mejor. Una universidad que sea reflejo de la esperanza de cambio que tenemos los venezolanos.