CAMBIO
Y AUTONOMÍA UNIVERSITARIA
Genaro Mosquera C
La universidad pública venezolana está sustentada en el
principio de la autonomía, es decir, en el derecho inalienable de elegir a sus
autoridades, auto gobernarse y conducir los procesos de enseñanza e investigación
de manera independiente y plural, apoyada con los recursos asignados por el Estado,
y adicionalmente, por los recursos generados obtenidos de sus propios procesos
de investigación, extensión e innovación.
Desde la aparición del socialismo en Venezuela, la
presión hacia la universidad por parte del gobierno fue grande. Se intentó por diferentes
medios el apoderamiento del sistema universitario y a pesar de los inmensos
obstáculos inducidos por el sector oficial para lograr ese propósito la universidad
ha logrado resistirse y se ha opuesto sistemáticamente al régimen por lo que
representa como sistema mediante la aplicación de un modelo contradictorio con
los principios de la verdad y de la libertad.
La universidad siempre ha sido combativa a favor de la libertad, cultura,
pluralidad y paz, ha impedido el
apoderamiento de las universidades autónomas frente a la estrategia oficial la
cual como alternativa provisional orientó sus objetivos a la intervención de
las universidades experimentales y de los Institutos Universitarios de
Tecnología, de tal manera que logró su control e inicio la diversificación educativa
con la creación de centros de estudios masiva mediante un modelo populista y
demagógico. Se crearon más de doscientas
universidades y modalidades parecidas de las cuales han egresado más de
un millón de personas con títulos cuya
calidad es cuestionada, con una oferta engañosa producto de carácter
proselitista cuyo producto final son estudiantes que salen del sistema sin
ninguna competencia profesional, lo cual ciertamente, creará un problema serio
cuando recuperemos la libertad del país.
La presión y los diferentes mecanismos de apoderamiento oficial
ejercida por el Tribunal Supremo de Justicia cambió las reglas de juego para la
elección de las autoridades las cuales se opusieron a la medida con
declaraciones ocasionales formuladas en su esencia por el discurso y defensa de
la autonomía universitaria, la
preservación de la llamada cultura de paz y del cambio no violento e
introduciendo inútiles recursos legales.
En once años no se
han hecho elecciones de autoridades
universitarias y las actuantes cuyo periodo ha vencido después de cuatro años
de gestión formal permanecen en sus cargos independientemente del
deterioro de la infraestructura física y
académica, condicionada por las restricciones financieras y el consecuente éxodo
de más de la mitad de la fuerza docente, de investigación y la merma
estudiantil que ya alcanza iguales proporciones.
Las autoridades universitarias para lograr la
supervivencia institucional han hecho concesiones al régimen permaneciendo burocráticamente
en el Consejo Nacional de Universidades (CNU) e intercambiando la formalidad
administrativa y académica con los ministros de turno y con las autoridades del
partido de gobierno a través de cuestionadas reuniones con los dirigentes del
régimen a cambio de su presunta estabilidad y de permitir el funcionamiento
universitario con presupuestos mermados los cuales han tenido el efecto directo
de ir degradando a la institución debilitando al cuerpo docente los cuales se
ven sometidos a una política salarial cuyo monto promedio está por debajo de
los veinte dólares mes lo cual los obliga a la deserción, y deterioro de su decoro
personal y profesional. Los gremios hicieron de la merma salarial una
bandera y pregonan sistemáticamente las
justas reivindicaciones usando los tradicionales paros y manifestaciones públicas,
emitiendo regularmente los comunicados de rigor los cuales son desoídos por el
régimen cuyos objetivos opuestos son los de reducir y controlar la universidad.
Las autoridades universitarias no han cumplido con su
deber y no han estimulado la convocatoria a elecciones vencidos sus periodos
legales bajo el falso argumento de las
multas y penas dictadas por el Tribunal
Supremo de Justicia (TSJ) que supuestamente les impondrían por desacato de una
irrita sentencia violatoria por lo demás de la Constitución y la Ley de
Universidades
Esta sentencia ha sido cuestionada públicamente por
ilegitima, las autoridades han ocurrido inútilmente a la vía jurídica
oponiéndose a la presunta ilegalidad de
las restricciones impuestas para la celebración de elecciones de sus
autoridades, sin embargo, han acatando la medida y permanecen en sus cargos,
por otra parte, se han visto obligados ante la renuncia de algunos decanos y
directores de escuela a reemplazarlos por
suplentes en cuestionados procedimientos. Esta actitud ha permitido que mantengan una
relación de convivencia con el régimen poniendo como excusa el logro de la
supuesta paz en el sistema universitario y que en general se aprecia en la comunidad
universitaria como una acción colaboradora y de cohabitación con el régimen
Los estudiantes siempre contestatarios celebran
regularmente sus elecciones, retan permanentemente el régimen eligiendo libremente a sus
representantes en los centros estudiantiles y
federaciones universitarias de acuerdo a los términos del reglamento
electoral de la universidad y en loable actitud
combativa. Consecuencialmente ejercen acción pública y universitaria de manera
combativa, por ello, tienen voz trascendente en el pueblo.
Buen ejemplo el de los estudiantes en el ejercicio de la autonomía
que las autoridades deberían replicar y
acompañar a la comunidad universitaria en su deseo de cambio de autoridades. Estas muestran evidente
cansancio y escasa efectividad en sus funciones y es hora de un cambio
importante por otras autoridades relevantes y comprometidas que permitan un
enfoque nuevo del sistema universitario para intentar recuperar su misión y
simultáneamente reflejar al país la
resistencia a un modelo de gobierno absolutamente contrario a los valores
universitarios.
El reciente evento celebrado en el Aula Magna de defensa
de la autonomía parecía una obra de teatro bien montada con guion y decoración adecuada con el
protagonismo de las autoridades y de dirigentes universitarios seleccionados para
la ocasión incluyendo a una menguada representación de la Asamblea Nacional. Estos
actores leyeron cuidadosamente su partitura sobre la autonomía universitaria,
los bajos ingresos e hicieron planteamientos redundantes sobre la calidad
educativa poniendo énfasis de no llevar
a cabo las elecciones de las autoridades con las normas oficiales impuestas. El mensaje
subyacente fue de elegir autoridades solo con la reglamentación derivada de la
Ley de Universidades, cosa que nunca ocurrirá, y mientras este régimen exista
seguirán en los cargos hasta que se instale un nuevo gobierno o cambie el modelo
político.
En lamentable que en un escenario tan nutrido de
universitarios no se dijeron verdades y puesto de relevancia denuncias tales
como: la usurpación del gobierno como consecuencia de un frauda electoral, la
salida necesaria del régimen y cambio de modelo, la libertad de los presos
políticos, el rechazo a la brutal represión policial y militar, la estrategia
de desestabilización de países hermanos y la violación del los derechos
humanos. Los discursos leídos no tuvieron sentido trascendente dentro de la perspectiva de cambio que pide
el país y de la revisión integral que necesita la educación superior tales como: la reforma de los
instrumentos legales, cambio en la estructura de la organización y direccion de
las universidades existentes cuyas funciones son redundantes e improvisadas, la
calidad educativa de profesionales mal
preparados y sin competencias adecuadas, la necesidad de resolver el tema
fundamental relativa a la ausencia de profesores e investigadores calificados que abandonaron la universidad forzados por la
precaria vida profesional y familiar a la cual se han sido sometido por años.
La comunidad universitaria exige salarios dignos, un
gobierno legítimo y una universidad en manos de autoridades comprometidas con
el cambio. Deseamos ver a una
universidad que se ajuste a la Constitución y las Leyes, que celebre inmediatamente
elecciones autónomas, con nuestros reglamentos, conducidos por una Comisión
Electoral valiente. Una universidad, que se pronuncie contra el hambre, la
depauperación a la cual ha sido sometida la población, que haga la denuncia
objetiva y verdadera y fije las pautas rectoras para una Venezuela mejor. Una
universidad que sea reflejo de la esperanza de cambio que tenemos los
venezolanos.
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