sábado, 28 de agosto de 2021

LA UNIVERSIDAD EN CAIDA LIBRE

 

La universidad ha sido intervenida subrepticiamente, poco a poco, casi de manera imperceptible a los ojos de la comunidad universitaria. La estrategia del régimen se apartó de la antigua practica del cerco policial, o de los tanques en los predios universitarios, simplemente se inventó un sistema de educación universitaria que lo construye a su conveniencia ideológica.

Empezó creando universidades y aldeas universitarias, la misión Sucre y últimamente, convirtió a los institutos universitarios de tecnología en Universidades. Crearon instituciones universitarias de muy baja calidad, sin infraestructura adecuada y con planes de estudio improvisados en todo el territorio; designaron autoridades universitarias afines a los objetivos oficiales apartándose de la meritocracia, logrando mayoría en el Consejo Nacional de Universidades, despreciando a los rectores de las universidades nacionales, e imponen reglamentos y decisiones inconsultas. Tienen el control absoluto del sistema, bien sea administrativo o académico; incluyendo el ingreso de potenciales estudiantes, centralizado para favorecer a la militancia afecta a la afiliación partidista

El régimen a través del órgano educativo universitario respectivo ha debilitado y controlando el presupuesto de funcionamiento y dio la estocada final cuando usando esquiroles del partido que sin tener ningún tipo de representación licita o calificada firman un adefesio laboral llamado “IV Convención Colectiva de Trabajadores y Trabajadoras Universitarias” que norma la estructura salarial, la administración docente y ejerce el control total de la nómina universitaria. Con esta medida refuerza la intervención económica pasando los recursos humanos de las universidades a la condición de asalariados del régimen, maneja sus derechos laborales, y sus modalidades; con una tabla de escalas salariales le dobla las rodillas al talento humano con salarios de hambre.

Paralelamente continúan con la intervención inventando dentro de los lineamientos del Plan de la Patria un utópico programa de reconstrucción que afirman necesitar de carreras universitarias “prioritarias, necesarias y complementarias” a su conveniencia. De un tajo, cortan la autonomía académica imponiendo carreras profesionales a su medida. Han limitado los planes de cada universidad y obstruyen la creación de carreras o su modernización mediante un rígido sistema de aprobación previa. Acaban de perfeccionar violando  incluso ya no la autonomía, sino también leyes y reglamentos el sistema multimodal donde pretenden administrar las modalidades del aprendizaje y de investigación sometiendo a permiso previo cualquier iniciativa incluyendo el uso de las tecnologías  de la información, y por último, echan mano al control de los  ingresos propios estableciendo a la antigua un  diezmo que debe ser pagado al régimen por el desarrollo de los programas de postgrado, diplomados y cursos de formación continua cuyo plan debe ser previamente aprobado.

Copiando la normativa de países desarrollados, y las experiencias graduales aplicadas en calificadas universidades universitarias internacionales, decretan un Sistema de Evaluación y Acreditación (SESA) cuyos componentes ni las mejores universidades del mundo pueden aplicar para acreditar carreras, programas e instituciones; la metodología es una exageración que limita el sistema de evaluación incipiente.

El proceso de cercenamiento  administrativo y académico, le ha dado el  control total del sistema universitario, han apartado los lineamientos de la autonomía universitaria y ponen a buen resguardo las competencias de las autoridades universitarias a quienes han mantenido por más de catorce años mediante la fórmula de prohibir elecciones legales de sus autoridades bajo pena de cárcel y  de multas, de tal manera, que las autoridades eternas simplemente son convidados de piedra ante los cambios brutales de las normativas cohabitando con los  controles impuestos para mantenerse al frente de sus respectivas instituciones.

Con múltiples excusas las autoridades de las universidades nacionales se han opuesto a celebrar elecciones. Nombran a dedo decanos y directores de escuela, muchos de ellos, sin escalafón, o experiencia; los convierten en miembros de los Consejos bajo el control conveniente de las autoridades fortaleciendo la figura autoritaria de sus decisiones al margen o desvinculados de su comunidad operando los órganos de decisión ajustados a sus propios intereses.

Las autoridades ejercen el control de lo poco que queda como son los ingresos propios, y los fondos de la seguridad social los cuales administran unilateralmente generando sospechas de malos manejos administrativos al negarse a rendir cuentas claras, incluso de impedir su uso en desmedro de la seguridad social que les impide a los órganos gremiales cumplir con sus propósitos al negar los recursos bajo la excusa que están colocados a largo plazo.

El régimen ha presentado un proyecto de Ley de Educación Universitaria que regimentará todos los desaguisados mencionados, cambia no solo la estructura universitaria introduciendo los esquemas comunales en su operación, elimina el Claustro Universitario sustituyéndolo por una Asamblea con la participación de toda la comunidad universitaria,  de organizaciones vecinales,  y hacen depender a las autoridades universitarias de una Asamblea de orientación ideológica favorable el  régimen que regimentará “la nueva universidad y formará a un  nuevo hombre”

La intervención académico-administrativa ha sido  complementada con la política de mantener los  recursos presupuestarios congelados sin considerar la innominable hiperinflación y distribución entre los  dos  centenares de ”universidades”, lo cual deja sin recursos a la  operación  universitaria en lo se relaciona a equipamiento, laboratorios, centros de investigación, y mantenimiento de su infraestructura,  la cual está caracterizada por el abandono asociada a la conveniente epidemia y, ha dejado solo a los campus universitarios donde sus autoridades eventualmente asisten, apoyadas en controladas reuniones virtuales y son responsables de la invasión del hampa, la depredación de sus instalaciones, perdida de bienes, hurtos, robos a gran escala, abandono, y suciedad que intentan palear ahora con sospechosa ayuda oficial ante los ojos asombrados de los venezolanos quienes ven la perdida de sus universidades de oportunidades de estudios universitarios de sus hijos.

Los profesores universitarios ante las situaciones planteadas están reaccionando, se han dado cuenta de las limitaciones impuestas, observado la disociación de las autoridades universitarias con los intereses de la comunidad y observado con preocupación  la cohabitación de supervivencia con el régimen; no los reconoce como autoridades a los que en la práctica ya no lo son, por tanto exigen nuevas autoridades, la revisión urgente de la perdida e intervención  de la universidad,  y de un nuevo enfoque para no dejar morir a la universidad

Un gran movimiento de la comunidad universitaria comienza a gestarse, bajo la consigna que no se puede entregar la universidad a los intereses de una dictadura comunista. Le dice no al cerco que pretende desbaratar la importancia histórica y pertinencia de la universidad crítica y moderna. Está elevando sus voces; y sus planteamientos comienzan a tomar forma, a buscar articulación con sus estudiantes y de las pocas instituciones democráticas que sobreviven.

Están haciendo un llamado  de resistencia, a convocar a como dé lugar elecciones universitarias, necesitan de verdaderos líderes  que no se arropen  demagógicamente a la condición de libertarios, buscan que se revitalice el movimiento estudiantil, y de que  se ocupen los espacios universitarios, hacer acto de presencia y terminar con  la farsa de una educación a distancia que  no  es tal sino el noble esfuerzo de dictar clases  por video  conferencias voluntarias, de recuperar la Seguridad Social para no morir de mengua, exigir los recursos bloqueados y evitar ser administrados unilateralmente, de repensar la universidad, y exigen, una nueva universidad.


Ha llegado la hora de resistir con mayor poder, de denunciar los desmanes, defender la universidad y la educación en cualquier terreno, no se puede dejar que un régimen con las características dictatoriales condicione ideológicamente a la universidad y permitir que se arrodille a la comunidad universitaria.

El elevado espíritu universitario va a prevalecer para defenderla y recatarla de las pretensiones de anularla, de convertir el  sistema universitario en instituciones que están condenadas a otorgar malas competencias y baja calidad engañando a jóvenes con la premisa que serán articulados al socialismo por parte de un régimen que no obedece los intereses intrínsecos de la patria, sino a los  intereses de la corrupción,  el enriquecimiento ilícito y al hundimiento del ser humano en su cultura, preparación profesional  y ausencia de criticidad.

No a ese estado de cosas está diciendo la comunidad universitaria, la movilización está en marcha y vencerá sobre la barbarie.

martes, 10 de agosto de 2021

 


LA PERDIDA DEL VALOR DEL TRABAJO

Genaro Mosquera

Trabajadores universitarios, es la nueva etiqueta que impuso el régimen a los profesores universitarios; esta decisión no es un problema de nombre, se trata que la nómina pasó directamente a control del Ejecutivo y nos vincula operativamente y obligatoriamente con la plataforma patria. El régimen ahora es el patrono, dejando de lado a las autoridades universitarias. Este paso es uno de los tantos que el régimen viene implementando en detrimento de la autonomía universitaria que ha sido dejada de lado, en efecto, impone las carreras a estudiar, decide quien, donde y qué estudiar, introduce a las comunas en la administración universitaria, incorpora el control total del sistema en base a la abundante reglamentación centralizada, entre ellas, la manera de elegir a sus autoridades. Obviamente, hay más medidas, pero me limitaría a la más relevante para poner en contexto el primer tema, es decir, la pérdida del valor del trabajo.

La Estrategia diseñada por el régimen ha sometido a la población docente y de investigación a un mecanismo salarial tan deprimente que un profesor titular que ha llegado a la máxima escala en la universidad percibe diez dólares promedio por mes, el resto de los docentes, que no tienen esa categoría y que son la mayoría, van de 3 a 5 dólares promedio-mes. En otras palabras, impusieron una política de hambre acompañada de la ausencia de la imprescindible seguridad social que por lo demás, ha sido contributiva por parte de la comunidad quien paga una proporción de su miserable remuneración a un fondo para disponer por último de su jubilación y garantía de protección social acorde con los niveles alcanzados. Pues bien, esos fondos fueron eliminados y los saldos financieros que quedaron pasaron a manos de las eternas autoridades universitarias quienes los administran por su propia cuenta dejando de lado a los gremios que debieron tener corresponsabilidad administrativa y con sus actuaciones introducen el riesgo de abuso en la gerencia de los benéficos y propósitos que esos fondos tienen. Como colofón, las prestaciones sociales, derechos laborales estatuidos, por efectos de la inflación se depreciaron de tal manera que su monto es absolutamente ridículo cuando se liquida al personal o simplemente pasa a la jubilación.

La política salarial como elemento de control por parte del régimen ha reducido la capacidad económica y familiar de docentes e investigadores a la categoría de hambre, ha terminado con las meritocracia y competencias enmarcadas en la Ley de Universidades, ha aplastado la condición de un académico y lo ha hecho deliberadamente objeto de sumisión. Incluso lo ha expuesto a la odiosa comparación con otros segmentos de trabajadores cuyos ingresos son superiores en promedio al de un profesor, es así que un trabajador domestico percibe en un día lo que un profesor en un mes; un trabajador liberal en cualquiera de sus modalidades gana entre 30 y40 dólares diarios sin incluir los beneficios que representan la colocación de partes y repuestos comprados en beneficio propio a los comerciantes del área.

Este aplanamiento de los ingresos ha sido deliberado y no permiten el acceso a la economía domestica a menos que haga como me dijo una profesora en estos días, “para sobrevivir tengo obligatoriamente que matar tigres”, esta expresión incluye cualquier cosa, desde reposteros, hasta vendedores de cualquier bien o servicio. En general también se vive de las remesas de familiares cuyo monto difícilmente excede en promedio los cien dólares mes sacrificando estos los exiguos ingresos de sus empleos en el exterior cuyo costo hora se ubica en el simbólico diez dólares-la hora, vs los 10 dólares- mes percibidos como máximo en es país. Las remesas monetarias y en especies de más de dos millones de exilados económicamente activos, cubren buena parte la economía doméstica, y contribuyen con el pago local de servicios de cualquier nivel, el cual va a las manos de emprendedores o vendedores de servicios contribuyendo a funcionar a una economía marginal dolarizada.

Sobre este último aspecto, la economía comercial, cuyos márgenes de beneficio son esencialmente especulativos dada la circunstancia que los bienes importados no pagan arancel como política oficial, los venden a precios del mercado internacional, y en algunos casos sobre un veinte por ciento de esos precios. Se da el caso que la hiperinflación hace crecer los mismos en bolívares de manera mas que exponencial, día a día, y también se da el insólito caso que en el país el dólar también sufre de inflación. No me refiero al sector industrial casi inexistente, o los que pertenecen a empresas expropiadas, que venden sus productos finales en el mercado nacional en dólares. En contradicción con las políticas comerciales internacionales, las empresas nacionales pagan a sus empleados no más allá de un cinco por ciento de su nómina. En otras economías internacionales, las empresas destinan casi la cuarte parte, es decir, mas de un veinticinco por ciento en la nómina acompañados de incentivos como contraparte a la remuneración de su talento.

El efecto directo, de esta práctica especulativa es la apropiación de los salarios del trabajador cuya práctica discursiva ha sido tan combatida mentirosa e ideológicamente por el régimen. Este no chista ante tal robo por conveniencia, ajustada a su política de hambre y control de la población. Los gremios empresariales informan públicamente y con desparpajo que pagan siete veces lo que paga el sector público. Tamaño argumento, todos destinan sus recursos excedentarios a enriquecerse y a especular al trabajador venezolano.

Negociaciones van y vienen entre el régimen y la oposición oficial, ahora enriquecida con la participación del máximo gremio empresarial favoreciendo al régimen para mantenerse en el poder, contribuyendo en la defensa de las elecciones regionales y la legitimación nacional e internacionalmente del régimen,  y a otros, a sacar provecho de una negociación para validar presuntamente al sistema democrático y cooperar con el preservando el status quo del régimen consolidando su permanencia en el poder de un modelo fracasado; contribuyen a asegurar sus objetivos a mediano plazo especialmente de sus intereses y lograr ese empresariado un pretendido acercamiento al poder  sustentado en la participación colaboracionista.

No se termina de entender que, si no se cambia el modelo económico y de gobernanza la economía no arrancará nunca, especialmente si la misma no se sustenta en la recuperación del valor perdido del trabajo. El trabajo se depreció tanto que no vale la pena emplearse en la economía formal, se da preferencia a la informal y a la iniciativa propia a través de los mecanismos del emprendimiento individual, dejando claro que, la seguridad social que había sido prevista legalmente  ya no tiene sentido, que la oficial tampoco sirvió y en consecuencia, el que no tiene seguros médicos no podrá atender sus problemas de salud y mucho menos de mantenimiento personal, incluyendo las emergencias médicas y, lo más seguro es que ante tal circunstancia  acompañará a los más afectados por el  Conavirus.

No podemos vivir de la fantasía del discurso inútil como el que vimos en estos  días en la entidad gremial empresarial donde el régimen hizo gala del discurso magnánimo y seductor, los nuevos directivos pronunciaron elegantes discursos de colaboración, en realidad, se hacen cómplices de un régimen criminal,  defienden el sistema comercial y de los servicios, porque no tienen competencia industrial y con ligeras excepciones no producen bienes, mas bien los importan para desarrollar una gestión comercial especulativa y poco les importa desfavorecer la producción industrial marginal  e ineficiente, incluyendo al sistema empresarial expropiado cuyas empresas o están quebradas o no funcionan de manera productiva con las limitaciones que tienen  de mantenimiento, mala operación por falta de formación de sus funcionarios,  o por incompetencia  supina.

Es entonces determinante una nueva estrategia. ¿Como empezamos?, por el trabajo universitario, su rescate es prioritario, es necesario rechazar la reglamentación que limita su desarrollo y verdadera autonomía. fijar el objetivo de nivelar las remuneraciones de los trabajadores a una escala equivalente a la de los países vecinos, bajarle el copete a empresarios y emprendedores mediante los debidos controles a la especulación, abordar la ingente tarea de recuperar la libertad y reconstruir a un país que se hizo pedazos.

No se trata de cubrir las apariencias electorales y legitimar de este modo a una falsa democracia, se trata de cambiar un sistema represivo, el modelo económico, social y político del país, cambiar el extremismo por el liberalismo del mercado. Ello jamás se va a lograr con negociaciones, el poder no se cede, cualquier debilidad lo socaba y en consecuencia el régimen jamás estará dispuesto a dejarlo no solo para proteger a sus ductores internacionales, favorecerlos  en su banal discurso demagógico, sino  de proteger sus intereses mal habidos los cuales se han vinculado con intereses foráneos aprovechadores en la fiesta que los legitima, consolidar la corrupción y el manejo del poder apoyado en las armas de la represión y la violación de los derechos humanos

Solo queda un camino, rebelarse ante el estado de cosas, presionar sin límites la salida del régimen, buscar la libertad denegada, asumir valientemente que lo lograremos o desgraciadamente estaremos sometidos a los intereses comunistas y/o globalistas administrados localmente por un régimen usurpador. ¿En cuál modelo nos inscribiríamos?, yo diría que en el de la libertad sin condiciones