sábado, 18 de septiembre de 2021

 


 

Hace apenas unas horas se llevó a cabo un seminario denominado: “Gobernanza Global y Crecimiento en Libertad” celebrado bajo los auspicios de: Miami Dade College, Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), del Instituto Atlántico de Gobierno de España y la Benjamin Franklin School of Government en Estados Unidos. En este evento, ex presidentes de países iberoamericanos, expertos consultores internacionales y profesores de varias prestigiosas universidades debatieron el tema socio político global dirigido a estructurar planteamientos conceptuales en defensa de la democracia. Adicionalmente dar respuesta a los objetivos y planteamientos del movimiento global denominado “progresista”, el cual está centrado en esquemas antidemocráticos, expresión concreta de los lineamientos del Foro de Sao Pablo y de Puebla los cuales se han desarrollado con los auspicios de conspicuos intelectuales de extrema izquierda y de dirigentes de gobiernos antidemocráticos y autoritarios.

Mediante un enfoque absolutamente académico, político y profesional concluyeron en el citado seminario que es altamente preocupante el desarrollo de dicho movimiento. Dentro de ese marco general, se analizaron, ideas, conceptos y estratégicas orientadas a la preservación del sistema democrático global de la gobernanza y la libertad como expresión genuina del humanismo y de los derechos humanos.

Se destacó el desarrollo de una estrategia global de nuevo cuño anti humanística, con visos y características dirigidas al control mundial basado en la explotación económica financiera, desprecio hacia la democracia, y especialmente, la separación de los poderes, usando de manera maniquea el aprovechamiento de algunos movimientos sociales utilizado argumentos clásicos y oportunistas contra la religión, el racismo y, feminismo, favoreciendo la promiscuidad sexual, usando elementos propagandísticos basados en la mentira difundida por las redes, apoyadas en los mecanismos de la inteligencia artificial; toda una acción vinculada a la corrupción y al crimen organizado.

En dicho  evento se definieron los elementos fundamentales de las  estrategias dirigidas a preservar la democracia, incluso la ecología planetaria, enfrentar al movimiento que pretende adueñarse del mundo, y desarrollar  la política expansionista de algunos países antidemocráticos cuyas acciones superaron largamente los esquemas de la violencia y el belicismo guerrillero cambiándola por factores basados en el desarrollo de doctrinas socialistas sustentadas en herramientas del sistema democrático donde una de las fundamentales son las elecciones. Con mucha habilidad y ausencia de ética y valores lograron introducir cambios y manipulaciones en los sistemas electorales, los cuales usan sin límites en eventos fraudulentos que les han permitido avanzar en el apoderamiento de países, por no decir de sus fuerzas vivas por la vía de la corrupción, de la introducción de políticas populistas y demagógicas dentro de los alcances de un plan ideológico comunista en pleno desenvolvimiento centrado en un anti humanismo exacerbado.

En lo doméstico, y tomando como referencia el enlace entre los fundamentos citados anteriormente y la situación venezolana, retomamos nuevamente el tema de las negociaciones y las elecciones regionales sin caer en la retórica repetitiva de argumentos conocidos, pero que deben actualizarse para intentar entender el alcance del caso.

Tomando como referencia la política de los gobiernos y de sus organizaciones democráticas de enfrentar las crisis provocadas por gobiernos autoritarios, se ha estimulado un movimiento basado en la negociación para contribuir a una solución pacífica, exigiendo naturalmente como respuesta, acuerdos para celebrar elecciones libres y trasparentes como única vía democrática.

De tal manera, que la Unión Europea y el gobierno norteamericano ante la crisis de nuestro país y de acciones enmarcadas en factores de la corrupción y la explicita violación de los derechos humanos, totalmente comprobable imponen esta vía como única fórmula democrática para resolver los conflictos internos y desplazar a un gobierno dictatorial, autoritario, militarista y usurpador por la vía del voto, por tanto, solo proponen la fórmula de negociar, considerando entre ellos, elementos complementarios tales como: la libertad de los presos políticos, la suspensión de sanciones internacionales y la liberación de recursos represados por malas prácticas. Todos ellos, señuelos y de campo fértil para que el régimen despliegue demostraciones y declaraciones sin escrúpulo y engañosos para continuar en el poder mediante maniobras electorales, simulando eventos democráticos que lo legitimen y los reconozcan como gobierno.

Hace apenas dos años, el tema era el mismo. En un artículo denominado “Negociaciones y Elecciones”, planteábamos que al estudiar la geopolítica regional y enmarcar el caso venezolano se reveló la inconsistencia del sistema democrático cuyo sustento inicialmente fue desarrollado sobre la base de una democracia representativa apoyada en elecciones libres y transparentes.

Las elecciones fueron usadas posteriormente por el régimen chavista como una gran estrategia, fundamentada en el sistema electoral, manipulado y controlado en benéfico propio para apoderarse sistemáticamente de las organizaciones oficiales, judiciales, legislativas, sociales, universitarias, empresariales, sindicales, estudiantiles y de todo orden, acompañada de un modelo populista, obviamente antidemocrático, sin consideración a la propia Constitución, leyes y reglamentos.

El soporte electoral justificó todo, incluyendo el fraude continuado perfeccionado procedimentalmente  hasta el momento que se produjo la elección presidencial para mantener la primera magistratura por segunda vez, la cual resultó fraudulentamente demostrada   Pero todas las propuestas, decisiones y sentencias han sido burladas, no ha habido argumentos legales, y apoyos internacionales en contra del régimen, amenazas o de apoyo coaligado militar que hayan logrado provocar la salida del régimen usurpador, por el contrario, el régimen se comporta de manera retadora, viola sistemáticamente los Derechos Humanos, persigue a líderes, diputados y a individuos; ataca sin misericordia a la población, somete de hambre, escasez de todo tipo y de recursos a la población, se jacta  y burla de los países democráticos,  hace gala de su subordinación a las fuerzas invasoras, cubanas, y rusas, se apoya en colectivos, milicias y guerrilleros del vecino país, en la Guardia Nacional, la policía bolivariana y en los esbirros de fuerzas especiales sembrando de muerte y dolor al pueblo venezolano ante la mirada atónita de observadores y gobiernos de países amigos.

A esta altura, el país está en manos de usurpadores, y colaboracionistas, algunos de ellos defienden posiciones contra el régimen, pero lo que en realidad desarrollan es un ejercicio de cohabitación y de complicidad estimulando la ilegalidad procesal amparado por la funcionalidad en la aplicación de leyes y reglamentos

Venezuela requiere el rescate de su democracia centrada fundamentalmente en la necesidad imperiosa de arrebatárselo a la mafia global internacional, a la invasión cubana, a los intereses del narcotráfico y lograr la desvinculación con los intereses geopolíticos de los países no democráticos, sin embargo, las soluciones parecen utópicas dentro del marco del manejo político de tal grado de complejidad. Se ha tendido la mano a las propuestas europeas, anglosajonas y de algunos países latinoamericanos conducidos nuevamente hacia la novena “negociación” tal y como se hizo hace dos años, y de manera apresurada. En esa dirección pretenden nuevamente llegar a acuerdos para validar a un régimen basadas en supuestas elecciones transparentes donde parece que lo que importa es disponer de un gobierno regional electo de cualquier manera previos acuerdos secretos de compartimiento del poder y de la sobrevivencia.

Repetimos lo  que se ha dicho varias veces, la solución negociada no puede dejar de lado la impunidad y dejarla en manos de un régimen legalmente execrado donde sus líderes tienen precios de captura, de un sistema donde convivan los responsables del desastre venezolano, de aquellos que han violado toda ley conocida, que han afectado la seguridad nacional de países democráticos, de preservar los intereses mafiosos del narcotráfico y de la guerrilla colombiana, de los intereses cubanos y de las deudas internacionales lo cual conduciría  a la continuidad de los negocios, la protección de intereses, y  preservar la  invasión silenciosa de actores extraños cuyos intereses no dejaran que se los arrebaten.

El panorama no luce fértil para del venezolano común, nos arrastra cada vez más a la consolidación de la pobreza crítica, a la continuación del éxodo, al desprecio partidista y la abstención, y como si fuera poco, ha minado la confianza y credibilidad del liderazgo llamado de oposición.

Se ignoran factores claves para satisfacer las peticiones externas de solución al conflicto mediante negociaciones cuyas bases están sustentadas en celebrar elecciones, pero desechando las condiciones electorales. No se trata de una elección presidencial anticipada, sino de elegir autoridades regionales y pactar el diferimiento de la crisis condicionándola a una fatal espera por otros dos años más bajo el control de régimen para intentar otra escala, esta vez con la supuesta elección presidencial.

Se desecha la razón que para llevar a cabo elecciones claras se requiere de tener verdaderos representantes del poder electoral y no tránsfugas de la política y colaboracionistas con la etiqueta de representantes de la oposición; dar cumplimiento de las sentencias del TSJ de enjuiciar a las autoridades electorales, responsables nacionales y regionales del fraude electoral, sustituirlas por personas que reúnan los requisitos de independencia y honestidad. Rehacer el registro electoral que está en manos de cubanos, responsables de haber hipertrofiado interesadamente el registro de votación y sus circuitos, en consecuencia, es necesario desarrollar un nuevo sistema de identificación para determinar quiénes son venezolanos de verdad y respetar su derecho al voto, recrear un sistema que permita el voto del éxodo de más de seis millones de venezolanos donde un alto porcentaje tiene derecho a votar lo cual requiere de una organización electoral diferente y eficiente para que ejerzan en el exterior sus derechos.

El sistema electrónico está viciado, incluso declarado por los propios cómplices informáticos del régimen que cuando sus operadores huyeron informaron de la forma como birlaron el sistema en dos millones de votos para favorecer al régimen. El venezolano común está sufriendo y hasta qué punto puede continuar aguantando más tiempo esta desdicha y miseria, así mismo espera el desarrollo de iniciativas para desmantelar un dudoso sistema electoral embalsamado por el régimen de la catadura actual, pero lo más grave es cuánto tiempo más tendrá que esperarse para la reconstrucción del país y no perderlo definitivamente, rescatarlo de manos extrañas, y de otros, que no son venezolanos sino traidores.


sábado, 11 de septiembre de 2021

LIDERAZGO POLITICO

 


Frecuentemente hablamos de liderazgo, y en una particular acepción como es la que interpreta las directrices de una asamblea, en el caso particular de la política, de los militantes de una determinada ideología, sin dejar de lado el sistema empresarial, académico y en casi cualquier tipo de organización. En general, esos liderazgos están caracterizados por individuos de gran personalidad, seguros de sí mismos, con dominio fácil de la palabra, e improvisan con o sin conocimiento, pero actúan bajo los mecanismos intuitivos o psicológicos de seducción y convencimiento.

Las personas que actúan como líderes políticos asumen su comportamiento asociado generalmente a los intereses de un partido y están frecuentemente rodeados de compañeros al área de su competencia los cuales son duchos en la logística del líder y dispuestos a desarrollar su plan de acción, manejo de situaciones o actividades colaterales dentro de una cultura determinada

En escenarios de incertidumbre como el que vivimos actualmente en Venezuela, cuya crisis se incrementa en el tiempo, las personas en general buscan referencias en un liderazgo que los represente; en este caso, es necesario hablar de dirigentes o de individuos que  intervienen en la complejidad sociocultural, con influencia para usarla convenientemente, obviamente, sin asumir posiciones colaboracionistas lo cual los hace despreciables ante la opinión pública por esquiroles, o incluso, de aquellos que en posiciones públicas  ejercen el poder dictatorialmente, característico de los gobiernos autoritarios y generalmente socialistas.

Preferimos un liderazgo que sea representativo, electo por sus militantes o siguiendo las formalidades para que legítimamente actúen en su nombre  bajo la directriz de objetivos o programas claros, muy lejos del oportunismo y del aprovechamiento como lamentablemente lo estamos viendo, cuando dirigentes de la llamada Plataforma Unitaria se arrogan la representación de la oposición y, actúan en una negociación que compromete el futuro del país sin que nadie los haya electo, sin tener principios populares como norte y que actúan bajo la premisa del oportunismo, de mantener posiciones en búsqueda de la impunidad y supervivencia política.

Deseamos un liderazgo nuevo, que sea producto de una elección democrática o al menos que comparta la visión de país y la búsqueda real de una solución a la crisis, mediante el cese de un régimen usurpador declarado como tal, con todas las formalidades legales que se usaron en su contra en su oportunidad y cuyas directrices fueron ignoradas olímpicamente. Queremos líderes que se evalúen constantemente, que se muevan guiados por la razón, la lógica y lo que afirme sea verdad documentada, que se aproxime a cómo nos gusta pensar, qué somos y cómo somos, y que practique en el caso de agrupaciones políticas la democracia interna renovándose en los periodos reglamentarios y, si desea preservar ese liderazgo, haga el trabajo adecuado, dentro de las normas éticas y debida eficacia.

Si observamos la realidad política venezolana de los partidos, y de sus menguados y poco creíbles dirigentes, es evidente que se han desconectado de la opinión pública y actúan casi como una secta; donde generalmente se juntan diversos dirigentes de pensamiento heterogéneo para defender intereses particulares y no precisamente los populares.

Hemos visto por años a los mismos hombres que se mantienen por décadas en los mismos cargos, están permanentemente en la opinión pública gracias a sus dotes de narcisismo, elocuencia y conocimiento de eventos puntuales, sincrónicos, y estimulados por líderes de los medios que los aúpan, que desconocen la reglamentación democrática y usan argumentos con cualquier excusa para no ir a elecciones internas, pero que defienden las fraudulentas elecciones regionales, acción totalmente cuestionable, incluso su oportunismo, el cual los lleva a ser tránsfugas y van de partido a partido ignorando ideologías, confiabilidad, convergencia, suficiencia y eficiencia, pero que se colocan en posición oportuna para la supervivencia política utilizando cualquier medio disponible, incluyendo la vergonzosa negociación con  lo más bajo de la escala delincuencial que permanentemente los han humillado en más de media docena de encuentros donde salen con el rabo entre las piernas.

Utilizando un término popularizado por Dani Rodrik, el “Trilema del liderazgo político”, en estos tiempos, se requiere dicho enfoque  ante las circunstancias actuales, es decir, la necesidad de líderes nuevos, que tengan la capacidad de conducirnos con éxito ante la barbarie, la dictadura y la convivencia cómplice que permitan asumir el control organizacional marcado por el  deseo  popular de mayor participación de la sociedad civil dentro de un  escenario adverso, atomizado, politiquero y declarativo, que requiere un cambio de modelo, el dominio técnico de los asuntos públicos y una visión política e intelectual para aposentar una imagen sólida en las fuerzas influyentes del país que, en gran medida, definan su capacidad imprescindible de reorganizar el sistema electoral, redefinir las estrategias publicas destruidas, hacer propuestas claras de reconstrucción nacional y ganar elecciones a corto plazo, por supuesto, dentro de un proceso limpio y adecuado para poder gobernar con virtud y acierto dentro del concierto de partidos políticos reconstruidos y democráticos.

El desarrollo de los medios de comunicación y de las redes sociales hace imposible volver a las antiguas retóricas, por tanto, un líder requiere definirse en esas circunstancias, y que esté dispuesto a ceder el protagonismo en un momento dado, por tanto, un líder no existe sin equipo y en la medida que crece su influencia más necesaria se hace la de un equipo profesional eficiente y con experiencia. Probablemente ello explica la imposibilidad de organizar a la oposición y que metafóricamente pudiésemos afirmar que “hay muchos jefes y pocos indios”.

El refuerzo de la cabeza visible como líder no debe condicionar a la organización a la que representa, por el contrario, se debe empoderar en atención de su capacidad para instrumentar las políticas que comparte con la organización como representante y voz, no de su propia ambición como lo están haciendo dirigentes de papel que no representan a nadie de manera legítima

En las condiciones actuales del país, el cambio necesario de modelo requiere la personificación de un hiperlíder, con un equipo, un programa y resolver el lamento de lo mal que nos pueda parecer, favorecer la representación de los demás  que permita ejercer el poder dentro de los mecanismos formales, sustentado en un plan maestro, construido sobre las bases del conflicto y el consenso.

En Venezuela, los dirigentes actuales deben entender su caducidad y desvinculación popular, donde el elemento central ha sido el cansancio de sus intervenciones fallidas, su virtual colaboracionismo con el régimen, las malas prácticas políticas, el grado de corrupción de algunos componentes, y de un ejercicio democrático inexistente porque se han mantenido en el poder de sus partidos al margen de la militancia y la ausencia de renovación democrática. Aparte de que como dirigentes no permiten el ascenso generacional y sus actuaciones se hacen sospechosas a la comunidad.

Los enfoques innovadores son necesarios en la actualidad para cumplir con el marco regulatorio, satisfacer las demandas cada vez más cambiantes de la colectividad, y sacar el máximo provecho posible de factores internos y externos que revienten al régimen. El líder no deber permitir que la presión toque su interior. Es decir, blindar la vida personal para no colapsar; ser sumamente flexible y no apegarse a ideas preconcebidas. Más allá de un presupuesto, más allá de los indicadores habituales, hay que medir las tendencias.

Todo se reduce a poseer altos estándares éticos y morales, disponer de metas y objetivos claros; buena comunicación, actualizado tecnológica y culturalmente abierto a los cambios innovadores, Enfrentemos el futuro con una reflexión sobre estos elementos para construir un movimiento que enfrente la debacle, y la conchupancia de la plataforma de la unidad con el régimen, los cuales han corrido la arruga, y ahora, ya esa “oposición” forma parte del “gobierno”, en una reedición posmoderna de la ancha base.

Desgraciadamente, por todos, esos errores estratégicos, tácticos, de desesperanza y ausencia de representatividad, no tendremos probabilidad de cambio hasta 2024, pero que, con líderes auténticos trabajando desde ahora, con objetivos claros, nuevos esquemas electorales, planes de reformulación de la educación en todas sus fases y la reconstrucción institucional a través de programas realistas podremos enfrentar el futuro con éxito para poder cambiar al régimen que nos arruinó como país y como personas.