Se profundiza el efecto en las elecciones presidenciales sobre las irregularidades del sistema electoral venezolano. Se potencian las preocupaciones en torno al proceso electoral del mes de julio de este año cuando se analiza el importante y decisivo tema de la exclusión en la elección a la diáspora venezolana, representada por más de 4 millones de votos; quedó efectivamente eliminada del proceso electoral, incluyendo a los nuevos votantes que no han podido inscribirse para ejercer su derecho ciudadano, alrededor de 1.5 millones de jóvenes que cumplieron 18 años no pudieron inscribirse. Muchos votantes inscritos intentaron rectificar su ubicación o informar nuevas direcciones, pero no se les facilitó el proceso, quedando adscritos a centros de votación difíciles de alcanzar, lo que implica su efectiva eliminación del proceso. Se potencia el asunto ante las dificultades para actualizar datos de votantes, tanto fuera como dentro del país.
La
creación unilateral de centros de votación con una sola mesa, contentiva de cientos
de miles de votantes reseñados en los cuadernos de votación están ya plasmados
en una sola mesa ubicados en lugares o guaridas inverosímiles los cuales
representan más de un millón de votos, solo este factor pone en peligro los
resultados de la elección.
Es
totalmente comprometedor que se hayan designado los miembros de mesas eligiendo
a cientos de miles de sus directivos e integrantes en personas que no viven en
el país y que mucho menos pudieron actualizar su ubicación, el efecto es
directo, no estarán en las mesas el día de la votación, y los más probable es
que serán designados de facto en la propia mesa intentando sacar ventaja en el
control de las personas responsables de los resultados. Para no ser
reiterativo, es indispensable repetir el efecto que produce la duplicación de
documentos de identidad, la preservación en las listas de fallecidos y de
identidades virtuales en muchos de esos cuadernos, es un hecho conocido desde
hace mucho tiempo.
La
preocupación crece ante la falta de observadores internacionales imparciales
cuyas acciones son superficiales y no van al fondo en el examante de la caja
negra del sistema y de sistemas teóricos de auditoría. Claro que hay presencia
de observadores internacionales, pero se cuestiona la profundidad de sus
intervenciones hasta el punto que públicamente se pone en duda su credibilidad
y confiabilidad si tomamos como referencia las opiniones manifestadas sobre el
sistema electoral. Simplemente no hacen acciones directas sobre las trabas para
inscribir candidatos, la demoras en los tiempos, los diseños de tarjetones
electorales y los cronogramas. Generan discursos tímidos sobre las Inhabilitaciones,
violaciones de la libertad personal, represión de los dirigentes y de sus
efectos indirectos reprimiendo a quien ose defender o manifestarse a favor de
la líder y al candidato de la oposición verdadero. Los observadores
internacionales no parecen estar actuando de manera vigilante, ni reuniéndose
con los técnicos y los verdaderos expertos para clarificar las irregularidades
denunciadas y el incumplimiento de su deber de. estar denunciando las
limitaciones del proceso electoral en lugar de concentrarse en actos turísticos,
culturales y de discursos inútiles.
Se
mira con sumo cuidado una ola que va creciendo de triunfalismo desmedido, y que
no se atiende lo sustantivo que es, el sistema electoral. Solo para mencionar
algunos: los tiempos reglamentarios, el chantaje oficial, el manejo interesado
del régimen en las limitaciones a la libertad de prensa y la represión. Los
defectos del sistema electoral pueden terminar de golpe con la legitima
aspiración de cambio de modelo de gobierno.
Se
cuestiona el triunfalismo de la oposición y se diluyen los llamados a denunciar
y solucionar las irregularidades de un proceso electoral que está lleno de
eventos anticonstitucionales. La unidad de la plataforma llamada unitaria no es
tal, vista la circunstancia que los llamados alacranes, cómplices del régimen
mantienen ridículas y poco significativas candidaturas en un deseo narcisista,
pero no subliminal de romper la candidatura que tiene el mayor índice de apoyo
delegado para la transición política por la máxima exponente de la voluntad
popular claramente expresada por la mayoría de la población venezolana en
consulta licita y exhaustiva.
Se ve
con suma preocupación ciudadana, la inacción y expresión pública más allá de
comunicados intrascendentes de importantes organizaciones, que no llegan a la
base popular, de gremios que no pasan de los reclamos laborales y, de las más
importantes universidades. Estas últimas como entes rectores naturales de la
sociedad se limitan a sobrevivir con objetivos alejados del cambio y de las
transformaciones necesarias más allá del discurso interno.
Todo
mundo se pregunta, ¿dónde están las voces universitarias de las autoridades denunciando
al sistema electoral, basados en investigaciones serias?, en realidad no en la
expresión individual como esta a pesar que está totalmente documentada solo es
una iniciativa ciudadana, mas no institucional. La Universidad como ente rector
de la sociedad y apoyada en su competencia investigativa, tiene que señalar el
camino ante una coyuntura incluso de su existencia autonómica. Tiene un papel
que no está asumiendo en defensa de la democracia, y de la libertad, no solo
académica, sino de un país. ¿Dónde están sus puntos de vista, y de planes
estratégicos? Ellos no pasan de los gabinetes de los especialistas, ¿dónde
están las orientaciones de los programas de cambio? Las universidades deben
asumir su responsabilidad más allá de sus exigencias financieras frente a la necesidad
de un plan estratégico para abordar los problemas estructurales del país y del sistema
universitario venezolano, incluyendo la reorganización de las universidades
existentes y la revisión de sus cuerpos directivos. Se insta a las
universidades a enfocarse en este tema fundamental para el rescate del país
El
activismo político de ambos lados es significativo centrado en la dicotomía de
una decisión entre democracia y dictadura, occidente contra anti occidente,
estos últimos con manos libres en territorio nacional que dejo de ser soberano
y que intencionalmente complejizan sustentando en el miedo, la represión, la
violación de los derechos humanos y la aplicación de sistema electoral construido
para beneficio propio dar continuidad a un modelo rechazado y dictatorial.
La
complejidad del proceso electoral advierte sobre la euforia y el triunfalismo
desmedido en la oposición, lo cual podría llevar a cometer errores y provocar
ante un fraude cantado la desesperanza más terrible que puede sufrir el país,
por tanto, hay que profundizar en la doble táctica, movilización como se está
haciendo, pero trabajar intensamente; técnica, políticamente y sin miedo en el
control sistemático e inteligente de un proceso que permita asegurar un triunfo
para ir a la transición que aseguren la libertad y la democracia.