viernes, 10 de mayo de 2024

EL EMPEDRADO CAMINO ELECTORAL

 


Se profundiza el efecto en las elecciones presidenciales sobre las irregularidades del sistema electoral venezolano. Se potencian las preocupaciones en torno al proceso electoral del mes de julio de este año cuando se analiza el importante y decisivo tema de la exclusión en la elección a la diáspora venezolana, representada por más de 4 millones de votos; quedó efectivamente eliminada del proceso electoral, incluyendo a los nuevos votantes que no han podido inscribirse para ejercer su derecho ciudadano, alrededor de 1.5 millones de jóvenes que cumplieron 18 años no pudieron inscribirse. Muchos votantes inscritos intentaron rectificar su ubicación o informar nuevas direcciones, pero no se les facilitó el proceso, quedando adscritos a centros de votación difíciles de alcanzar, lo que implica su efectiva eliminación del proceso. Se potencia el asunto ante las dificultades para actualizar datos de votantes, tanto fuera como dentro del país.

La creación unilateral de centros de votación con una sola mesa, contentiva de cientos de miles de votantes reseñados en los cuadernos de votación están ya plasmados en una sola mesa ubicados en lugares o guaridas inverosímiles los cuales representan más de un millón de votos, solo este factor pone en peligro los resultados de la elección.

Es totalmente comprometedor que se hayan designado los miembros de mesas eligiendo a cientos de miles de sus directivos e integrantes en personas que no viven en el país y que mucho menos pudieron actualizar su ubicación, el efecto es directo, no estarán en las mesas el día de la votación, y los más probable es que serán designados de facto en la propia mesa intentando sacar ventaja en el control de las personas responsables de los resultados. Para no ser reiterativo, es indispensable repetir el efecto que produce la duplicación de documentos de identidad, la preservación en las listas de fallecidos y de identidades virtuales en muchos de esos cuadernos, es un hecho conocido desde hace mucho tiempo.

La preocupación crece ante la falta de observadores internacionales imparciales cuyas acciones son superficiales y no van al fondo en el examante de la caja negra del sistema y de sistemas teóricos de auditoría. Claro que hay presencia de observadores internacionales, pero se cuestiona la profundidad de sus intervenciones hasta el punto que públicamente se pone en duda su credibilidad y confiabilidad si tomamos como referencia las opiniones manifestadas sobre el sistema electoral. Simplemente no hacen acciones directas sobre las trabas para inscribir candidatos, la demoras en los tiempos, los diseños de tarjetones electorales y los cronogramas. Generan discursos tímidos sobre las Inhabilitaciones, violaciones de la libertad personal, represión de los dirigentes y de sus efectos indirectos reprimiendo a quien ose defender o manifestarse a favor de la líder y al candidato de la oposición verdadero. Los observadores internacionales no parecen estar actuando de manera vigilante, ni reuniéndose con los técnicos y los verdaderos expertos para clarificar las irregularidades denunciadas y el incumplimiento de su deber de. estar denunciando las limitaciones del proceso electoral en lugar de concentrarse en actos turísticos, culturales y de discursos inútiles.

Se mira con sumo cuidado una ola que va creciendo de triunfalismo desmedido, y que no se atiende lo sustantivo que es, el sistema electoral. Solo para mencionar algunos: los tiempos reglamentarios, el chantaje oficial, el manejo interesado del régimen en las limitaciones a la libertad de prensa y la represión. Los defectos del sistema electoral pueden terminar de golpe con la legitima aspiración de cambio de modelo de gobierno.

Se cuestiona el triunfalismo de la oposición y se diluyen los llamados a denunciar y solucionar las irregularidades de un proceso electoral que está lleno de eventos anticonstitucionales. La unidad de la plataforma llamada unitaria no es tal, vista la circunstancia que los llamados alacranes, cómplices del régimen mantienen ridículas y poco significativas candidaturas en un deseo narcisista, pero no subliminal de romper la candidatura que tiene el mayor índice de apoyo delegado para la transición política por la máxima exponente de la voluntad popular claramente expresada por la mayoría de la población venezolana en consulta licita y exhaustiva.

Se ve con suma preocupación ciudadana, la inacción y expresión pública más allá de comunicados intrascendentes de importantes organizaciones, que no llegan a la base popular, de gremios que no pasan de los reclamos laborales y, de las más importantes universidades. Estas últimas como entes rectores naturales de la sociedad se limitan a sobrevivir con objetivos alejados del cambio y de las transformaciones necesarias más allá del discurso interno.

Todo mundo se pregunta, ¿dónde están las voces universitarias de las autoridades denunciando al sistema electoral, basados en investigaciones serias?, en realidad no en la expresión individual como esta a pesar que está totalmente documentada solo es una iniciativa ciudadana, mas no institucional. La Universidad como ente rector de la sociedad y apoyada en su competencia investigativa, tiene que señalar el camino ante una coyuntura incluso de su existencia autonómica. Tiene un papel que no está asumiendo en defensa de la democracia, y de la libertad, no solo académica, sino de un país. ¿Dónde están sus puntos de vista, y de planes estratégicos? Ellos no pasan de los gabinetes de los especialistas, ¿dónde están las orientaciones de los programas de cambio? Las universidades deben asumir su responsabilidad más allá de sus exigencias financieras frente a la necesidad de un plan estratégico para abordar los problemas estructurales del país y del sistema universitario venezolano, incluyendo la reorganización de las universidades existentes y la revisión de sus cuerpos directivos. Se insta a las universidades a enfocarse en este tema fundamental para el rescate del país

El activismo político de ambos lados es significativo centrado en la dicotomía de una decisión entre democracia y dictadura, occidente contra anti occidente, estos últimos con manos libres en territorio nacional que dejo de ser soberano y que intencionalmente complejizan sustentando en el miedo, la represión, la violación de los derechos humanos y la aplicación de sistema electoral construido para beneficio propio dar continuidad a un modelo rechazado y dictatorial.

La complejidad del proceso electoral advierte sobre la euforia y el triunfalismo desmedido en la oposición, lo cual podría llevar a cometer errores y provocar ante un fraude cantado la desesperanza más terrible que puede sufrir el país, por tanto, hay que profundizar en la doble táctica, movilización como se está haciendo, pero trabajar intensamente; técnica, políticamente y sin miedo en el control sistemático e inteligente de un proceso que permita asegurar un triunfo para ir a la transición que aseguren la libertad y la democracia.

 

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