Y NADIE HACE NADA
Por Genaro Mosquera -September 26, 2020
Es casi increíble, continuas denuncias de todo orden contra
el régimen, sobre las elecciones parlamentarias, la inacción del gobierno
interino, la ausencia de respuestas de la Asamblea Nacional, las sentencias
inaplicadas del TSJL y, lo menos comprensible, la gente no reacciona sino ante
la coyuntura muy puntual por las fallas constantes de los servicios públicos…
Nadie hace nada. Todo el mundo como que espera que alguien venga y les resuelva
sus problemas sin involucrarse masivamente ante tanto atropello.
Acciones de la sociedad civil se articulan con un pacto
político de la oposición alojada en la Asamblea Nacional, pero el tiempo pasa,
y no se concretan las coincidencias como son la consulta plebiscitaria, la
integración dirigencial del liderazgo, y la iniciativa de movilizaciones
populares. Parece que todo está claro en el papel y el discurso inútil, pero
cuando se trata de ponerlas en práctica, nada pasa y nadie hace nada.
Un tema en particular que merece repetirlo aunque parezca
redundante es el relativo a las
elecciones parlamentarias por la trascendencia que tiene para el país, en
efecto, sin importar las denuncias contra las mismas, el régimen ha diseñado su
propia estrategia de llevarlas a cabo para mantenerse en poder, con el uso y
abuso de la fuerza militar, cuya disposición ha sido manifestada por boca de su
máximo dirigente, “no se dará oportunidad alguna a la oposición de ser poder
político en la vida, y que ninguna organización, institución o sociedad los
podrá reemplazar” y, como parte de esa actitud, planifica un proceso electoral
caracterizado por la violación constitucional conducente a lavar la cara como
Estado usurpador, aparentar ser legítimo, controlar el Poder Legislativo y hacer
ver esas elecciones fraudulentas con trazos “democráticos” para legitimarse
ante el mundo, e irradiar a los cuatro vientos que es un “gobierno socialista
democrático”, que es constitucionalmente electo. y que su validez es soberana.
Se han hecho sistemáticas consideraciones sobre las
debilidades de los procedimientos electorales. Se ha anunciado que las írritas
elecciones se llevarán a cabo usando medios electrónicos con equipos que ya
fueron suministrados por los chinos para sustituir a las que en marzo de este
año incendiaron en un galpón perteneciente al Consejo Nacional Electoral, lo
cual provocó la pérdida de 49.408 máquinas de votación y otros insumos, 582
computadoras, 400 boletas electrónicas, 22.434 inversores de corriente, 127.000
boletas y 49.327 sistemas de autenticación integrada (captahuellas). Pero no
hay problema, fueron debidamente negociadas y preparadas con sus respectivos
sistemas en caja negra que permitirán el uso de un nuevo sistema electrónico
envenenado.
La capacidad de improvisación del régimen es formidable para
llevar a cabo este proceso el 6 de diciembre, “llueva, truene o relampaguee” a
pesar de que el sistema electoral fue declarado fuera de ley por el Tribunal
Supremo de Justicia Legítimo, que invalidó usar en el futuro el sistema
electrónico de votación, y dictó medidas penales a todos los rectores
nacionales y autoridades regionales del CNE.
Independientemente de las consideraciones anteriores, es
necesario recordar que el proceso electoral es fraudulento, preparado fuera del
marco legal y tiene una serie de elementos estructurales que no han cambiado,
ni van a cambiar, que permiten su manipulación y garantizar los resultados a
favor del régimen, dejando un regalo de consolación a la oposición
colaboracionista que le otorga hasta un tercio de la representación del
Parlamento para cubrir las apariencias.
En el análisis de los procesos se usa el argumento de que el
voto masivo vencería a los intentos totalitarios, ciertamente esa afirmación es
un mito cuyo origen es el arraigo que tiene entre nosotros aquel viejo dicho de
que “en la unión está la fuerza”, pero el sistema, apoyado en la desconfianza y
nula fiabilidad determina que las probabilidades no están del lado de la
oposición en elecciones con este tipo de régimen. Con tal evidencia, el voto
masivo no garantiza nada, más bien se pudiera argumentar lo contrario,
especialmente apoyado por la circunstancia que, en muchos años, el régimen ha
colocado a sus fanáticos en los respectivos organismos electorales, órganos de
justicia y en sus fuerzas de seguridad con el fin único de garantizar la
continuidad en el poder
Más allá del registro electoral, que inevitablemente habrá
de reconstruir para que sea fiable, está el asunto del voto electrónico con el
que el régimen vuelve por las suyas, ahora con los juguetes chinos no
auditables y sistemas informáticos controlados. Está demostrado en todo el
mundo que los fraudes electorales electrónicos se han convertido en un problema
global, en general, la están usando para acabar con las democracias, pero
parece que esto a nadie le importa o que por una u otra razón quienes pudiesen
evitarlo, prefieren hacerse los suecos.
Organismos internacionales han hecho lo imposible para
cambiar esta situación, por ejemplo, la OEA puso al descubierto el fraude
electoral electrónico en Bolivia y está muy clara su posición con respecto a
las venezolanas. El hecho cierto es que con el voto electrónico es imposible
garantizar la fiabilidad del sufragio. En diferentes fases de un sistema cada
parte es vulnerable de intervención maliciosa, desde la pantalla táctil, la
comunicación por Internet, el almacenamiento en los servidores, la impresión de
actas y pare de contar. Las experiencias son infinitas y el sistema de voto
electrónico ha sido rechazado por las democracias que están seguras de la
intervención política interesada cuyos resultados son potencialmente
susceptibles de fraude.
Volvemos al punto, no se puede concurrir a un proceso
electoral con sistemas corrompidos e ilegales al violar la Constitución, con
sentencias de fraude en firme y autos de detención a los culpables en
desarrollo ya un régimen declarado terrorista y de sus dirigentes buscados
internacionalmente. Obviamente, los colaboracionistas por condiciones
oportunistas intentan preservar posiciones en el régimen favorables a sus
intereses y pecan de complicidad penal.
La solución electoral entonces está condicionada a una
revisión integral del sistema, a optimizarlo mediante la instrumentación del
voto manual con procedimientos de tabulación controlable en segmentos técnicos
auditables. En todo caso, ello es responsabilidad de un gobierno de transición
a quien se le ha exigido favorecer la integración de un Consejo de Gobierno y
un gabinete que sustituya al régimen antipatriótico que nos antigobierna y que
está vendido a los intereses internacionales del socialismo y a los socios del
crimen organizado.
La dirigencia de oposición no ha dado la talla, no ha
capitalizado las exigencias populares, pues hay que dejarla de lado y estimular
la sinergia con la participación activa de la población en un proceso de
resistencia, boicot a las elecciones chucutas, y de luchar en la calle por la
libertad. No habrá ayuda internacional que valga para contribuir a remover a la
ignominiosa dictadura que nos aplasta y nos diluye como país si no participamos
activamente en su defensa que nos hace dependiente de otros y donde la
dictadura nos obliga como esclavos a obedecer sus despreciables designios.