sábado, 12 de septiembre de 2020

PACTO NACIONAL Y ORGANIZACIONES CIVILES


 

Es en cierta medida un avance que los partidos políticos representados formalmente en la Asamblea Nacional rechacen la convocatoria a elecciones parlamentarias considerándolas ilegales y violatorias de la Constitución y, que firmen un pacto político entre los 27 partidos allí representados. Ese pacto es necesario que lo hagan operativo mediante la recurrente solicitud de parte de las organizaciones civiles venezolanas de ampliarlo y suscribirlo considerándolo como base para la sustentación de la unidad, y hacerlo extensivo a una sociedad deseosa, comprometida con el cambio y la integración de un gobierno transitorio.

Ese pacto de los partidos es difuso en medidas concretas, tales como la solicitud de ayuda humanitaria y la necesidad de intervención internacional para proteger directamente a un pueblo que muere mayoritariamente por inanición y el deterioro total de su calidad de vida. También, la documentación presentada por la sociedad civil al presidente interino sugiere una petición de consulta al soberano, la cual fue acogida, pero aun así, también es difusa, pues las preguntas para una consulta vinculante son generales, tiene de enemigo al tiempo para su ejecución, y no son totalmente concretas, por ejemplo, con relación a la ayuda humanitaria y de su apoyo militar, no es explícita, sino que consiste en solicitar el apoyo popular para indagar si se está o no de acuerdo con: “ solicitar a los organismos internacionales que en base a sus principios constitutivos y los instrumentos por esas organizaciones aprobados, den a Venezuela el auxilio correspondiente para la recuperación de la democracia”, es decir,  no expresan debidamente el tipo  de apoyo dejando en el aire el verdadero objetivo.

Es una desgracia que algunos miembros de esa misma Asamblea, y otros actores cuya visión política es abiertamente oportunista e incluso egoísta, hagan subrepticiamente una negociación con el régimen para participar en elecciones calificadas de antemano fraudulentas o ilegales, incluso amenazadas por el entorno de la cúpula militar, en tal sentido, no solo es contradictoria con los acuerdos de los partidos agrupados en la Asamblea,  sino que son violatorios de la legalidad puesto que el régimen ha sido declarado formalmente usurpador como consecuencia de la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia Legítimo, quien declaró la nulidad del sistema electoral y sentenció a un proceso penal a los funcionarios del régimen asociados al crimen internacional. Por esa razón primaria, quienes propician las elecciones se rasgan las vestiduras como defensores de la ley, pero lo que hacen es buscar rendijas para continuar cohabitando con el régimen. Violan la Constitución y leyes de la república, apoyando sin rubor a un gobierno írrito y usurpador de los poderes públicos con quienes llegan a acuerdos por su cuenta y riesgo.

Los partidos que integran la Asamblea Nacional llegaron ahí con la fórmula unitaria de la MUD, y no lo hicieron individualmente como tales, es más, su condición actualmente es precaria por la pérdida de apoyo popular y de sus propios militantes, y ahora, en condiciones dudosas, el régimen los expropia y se los entrega a militantes que así lo acordaron en una negociación infame con el objetivo de participar en las parlamentarias en compañía de otros partidos creados al vapor por reconocidos dirigentes que se asociaron al régimen. En términos prácticos, los partidos tradicionales estarán presentes en las fulanas elecciones fraudulentas.

De la fuente de los micropartidos socialistas, y de los partidos tradicionales en manos convenientes a los intereses del régimen sus dirigentes son postulados como candidatos a diputados, mecanismo mediante el cual les permite ingresar a la Asamblea obviamente como fracciones minoritarias como consecuencia de la manipulación electoral cuya estructura será dominada por el régimen acompañada de esa oposición colaboracionista. La consecuencia directa al validar el fraude es legitimar al régimen propiciando la consecución de la usurpación e intentar inducir a la opinión internacional para que legitimen al régimen bajo la premisa de acuerdos negociados y, la simulada apertura política basada en la llamada liberación de algunos presos civiles. De tal manera, que todo el asunto radica que sus acciones le permitirán al régimen seguir con su política represiva y su estilo dictatorial

Los elegidos de la oposición oficial, a su vez logran correr la arruga para regresar a la controversia política y centran el futuro en la carrera presidencial obviando los efectos de su actuación en la población y su condición de vida, con una visión miope de la “real politik”.  Esa es la razón por la cual no se puede aceptar esa tremenda movida sin que esa actuación tenga la connotación de complicidad, y desprecio por el pensamiento mayoritario de la nación. La verdad es que esos partiditos y sus dirigentes no representan a nadie sino a ellos mismos, y como consecuencia de sus argumentos, desean vender a la opinión pública y a los organismos internacionales que la solución de nuestros problemas es por la vía electoral lo cual constituye una utopía, y que realmente son cómplices de haber, acordado esta cobarde transacción con el crimen organizado validando la entrega del país a cubanos, islamistas, turcos y como si fuera poco, a los intereses rusos, chinos, y del narcotráfico, soportado por militares corruptos y la guerrilla.

Estos hechos no pueden dejarse pasar tal como se ha descrito porque seguiremos en lo mismo en detrimento de la población venezolana, sufrida, hambrienta y deteriorada y de un éxodo que seguirá creciendo, que no es dorado, sino que está lleno de incertidumbre, de desempeño en trabajos improvisados, y que no es confortable sino para unos pocos.

En Venezuela se agravará la situación que está caracterizada por una pobreza generalizada, que de acuerdo con estudios documentados 96% de los hogares venezolanos reportan un ingreso medio al mes de 1 dólar y que como consecuencia de ello, el consumo se ubica por debajo de la canasta básica con la pérdida natural de la salud por deficiencias nutricionales. Agravado por la pandemia 54% de pobreza se ha sumado a 41% de pobreza crónica, y que 43% de los hogares reporta la imposibilidad de trabajar para cubrir el día a día, independientemente de familias que reciben remesas de la diáspora pero que también han reducido las mismas a una cuarta parte, lo cual los  pone en condiciones muy precarias, al igual que aquellos atenidos a los subsidios políticos asociados al carnet de la patria para recibir dádivas irregulares. Por supuesto, se excluyen de estos indicadores a los individuos aliados al régimen que no llegan a 1% de la población que continúan con su vida dilapidadora producto de la corrupción y son los que se ven en las calles del país haciendo gala de nuevos ricos.

Esta situación ha determinado que la mayoría de los venezolanos tengan una visión totalmente pesimista del futuro cuando observan ahora más comprometida su situación como consecuencia de la legitimación del régimen, la cual reducirá su esperanza de cambio debido a la consolidación oficial quien sabe por cuánto tiempo más. La población que no tiene alternativas, está llena de incertidumbre, sin capacidad de respuesta y tampoco tiene quien los represente por la ausencia de un liderazgo que no resuelve y no termina de asumir su responsabilidad.

Llegó la hora de apartarse de los falsos dirigentes, de la negociación interesada, del diálogo estúpido, y de cómplices del statu quo. No es posible soportar esta manera de actuar; la continuidad en la pérdida de los derechos humanos, el sometimiento y desesperanza, por tanto, hay que actuar. Recientemente 105 organizaciones civiles en Venezuela solicitaron una consulta vinculante en la que las preguntas deben estar dirigidas a favorecer la intervención y ayuda internacional acompañadas de la debida resistencia interna organizada bajo un liderazgo nuevo, Esta petición fue acompañada en el exterior por 78 organizaciones civiles distribuidas en Iberoamérica, en igual sentido es una sociedad civil integrada por la máxima representación de las fuerzas vivas del país,  gremios, sindicatos, organizaciones de lucha y personalidades, los cuales aspiran a integrarse con los firmantes del pacto para provocar el cambio de sistema y son la esencia de la unidad,

Todos sabemos que estas organizaciones y personalidades han sido apartadas deliberadamente, pero en la coyuntura deben asumir el reto aprovechando la firma de ese pacto y de integrarse a él sin prejuicios u obstáculos. Proceder a organizar una gran asamblea, una en el país dentro de las posibilidades y hostilidad del régimen y otra, en el exterior donde mejor convenga con el objetivo de designar su dirigencia, la de un Consejo de Estado, un Consejo o Junta de Gobierno y un gabinete de sombra.

Si no lo hacemos a tiempo y simplificamos la validación de la citada consulta o esperamos el cese de la usurpación, como lo han expresado, será una utopía y vendrán tiempos peores de lo que hemos vivido. Hagamos gobierno, en el país o en el  exilio, enfrentemos con resistencia real al usurpador y a su banda, estimulemos a las fuerzas internas, a las  que se debaten dentro de los cuarteles, hagamos de los expulsados de las instituciones un activismo agresivo para no dejarnos aplastar, no hay más nada que decidir, la profundización de la resistencia contra el poder corrupto y terrorista o la preservación de poder comunista con el acompañamiento de fuerzas antidemocráticas cuyo interés es seguir como dueños del país y construir un plan desestabilizador al continente desde el territorio nacional.

No podemos permitirlo, ni tampoco los intereses de los países amigos que tendrán que tomar cartas en el asunto, resolviendo el tema, de que los venezolanos tenemos que buscar nuestra propia solución, es cierto parcialmente; pero también es cierto que se lucha contra el crimen organizado y el interés de países antidemocráticos que tomaron al país por asalto, y que por más que hagamos necesitamos ayuda externa, La libertad no se conquista fácilmente, aceptamos el reto. Más vale perder una batalla, que llorar por el combate nunca iniciado.

 


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