A raíz de la última propuesta del gobierno interino de
trazar una nueva ruta, las organizaciones civiles han venido haciendo una
gestión destinada a la consolidación de la unidad de sus objetivos
particulares, y en las últimas horas, han expresado su posición orientada a propiciar una ruta común y definitiva para
lo cual han hecho público a nombre de 105 organizaciones sociales bajo el lema
de “rechazamos farsa electoral del 6D, la necesidad de un gobierno de
transición y de reunificación nacional expresando el deseo de querer “votar en elecciones con iguales
garantías para todos, dejando claro su no participación en las elecciones
parlamentarias convocadas por el régimen por ilegales y de diseño fraudulento”.
En el exterior, 15 organizaciones de la diáspora venezolana
que lo respaldan y que están ubicadas en 24 países iberoamericanos, a las que
se suman 63 que integran la Coalición por Venezuela, expresan bajo el lema “La
libertad no espera”: Realizar una consulta popular plebiscitaria vinculante
para escuchar la voz y voluntad del soberano, poner fin al cese de la
usurpación, designar, en un lapso no mayor de dos meses, un gobierno de unidad
nacional -por la Asamblea Nacional electa en 2015- y el nombramiento o
ratificación de los otros poderes públicos. Aspiran a la convocatoria a
elecciones generales libres y justas en el menor lapso posible, y la solicitud
de apoyo y certificación de la comunidad internacional en la realización de un
plebiscito, a fin de garantizar que la decisión libre del pueblo venezolano sea
cumplida”.
Esta aspiración legítima, tiene apoyo y divergencia sobre la
base conocida que la respuesta a esa iniciativa es implícita mayoritariamente
por parte de la población y que, en todo caso, sería una consulta para apoyar
una intervención externa como complemento a una amplia movilización general de
la población cansada de tanta ruina. Se indica adicionalmente la dificultad de
validar este asunto de la consulta en el país como resultante de las
restricciones a la cual estamos sometidos y, a las acciones hostiles del
régimen. En el exterior es factible dicha consulta favorecida por la libertad
de expresión, pero también y con mayor fortaleza está en línea de solicitar la
intervención militar coaligada, y salida del régimen. En reciente encuesta
hecha en Estados Unidos por la Universidad del Norte de Florida (UNF) ocho de
cada diez personas están de acuerdo con un gobierno interino, incluyendo la
oposición para tomar la ruta adversa de participar en las elecciones
parlamentarias convocadas por el régimen. El sondeo de opinión reveló que el
gobierno interino no ha logrado hasta ahora la hoja de ruta que planteó hace
más de un año de “cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones
libres” mostrando su inconformidad por la ausencia de decisiones. Ese rechazo
alcanza a los procesos de negociación entre la oposición venezolana y el
régimen y se alinea con el apoyo a opciones más radicales.
Las citadas organizaciones civiles anuncian que después de
múltiples reuniones se consolida la idea de la consulta popular plebiscitaria
de manera vinculante con el apoyo de organismos internacionales como la OEA, e
incluso la elección de nuevos dirigentes para dirigir a la organización
centralizada de la sociedad civil venezolana En este sentido, los acuerdos
apuntan a realizar la consulta y designar, en un lapso no mayor de dos meses, a
un gobierno de unidad nacional y el nombramiento o ratificación de los otros
poderes públicos
Se es consciente de que si no se logran estructurar dichos
objetivos se está en peligro de reiterar errores y la imposibilidad de nombrar
gobierno por ausencia de presión y activismo de calle, la cual no va a
responder a los partidos políticos por su nivel de deterioro formal y
operativo, y que solo un nuevo liderazgo puede convocarlos y hacerlos de tal
manera que se pueda establecer una nueva contraparte que faciliten las acciones
para el cambio de régimen.
Frente a esa posición, se considera que la Asamblea Nacional
nada decide, que tiene sometido al presidente interino a una camisa de fuerza
representada por el Estatuto que limita sus funciones y no deja nombrar ningún
gobierno interino, mucho menos a un consejo de gobierno, hace mutis con
relación a la solicitud de ayuda militar humanitaria e ignora olímpicamente el
tema del TIAR, que permitiría concretar el desplazamiento del régimen cuyos
poderes ha secuestrado apoyada su acción con las concesiones a Rusia, China,
Irán, Turquía y a los utilitarios succionadores de recursos por parte del
régimen dictatorial de Cuba, la
protección militar y paramilitar del islam, la guerrilla, los colectivos y las
estrategias odiosas del crimen organizado. Estos elementos consumen esfuerzos,
producen desesperanza pues las soluciones se replican inútilmente cada cierto
período y no se avanza, corriendo la arruga a un régimen que basado en la
fuerza militar y el control férreo de sus esbirros limita las libertades cada
vez, y reta, fanfarronamente a las democracias de países que apoyan al
denominado gobierno interino.
Construir un escenario objetivo con todas las variables
anotadas anteriormente y prever los efectos del corto plazo es difícil,
especialmente marcadas por la estrategia del régimen de buscar a toda costa
llevar a cabo las elecciones parlamentarias con el único propósito de
defenestrar la Asamblea Nacional actual, que se debate inútilmente en
decisiones que no toma dentro del entorno del tiempo que se agota. Dicha
estrategia define un tablero donde se ha secuestrado a los símbolos partidistas
y con decisiones ilegales ha designado nuevas directivas en franca colaboración
para ir a las elecciones y paga con el rédito de incluir como candidatos a un
conjunto de individuos sin escrúpulos que cometen traición a su militancia y
cargan con el delito de ir a elecciones ilegales, se incorporan a la campaña
electoral con el propósito de aparecer en las papeletas y aspirar a estar en
una nueva Asamblea Nacional
En tal sentido, es complejo dibujar un escenario de manera
objetiva, pero con riesgo calculado podemos hacer algunas apreciaciones de lo
que nos espera a los venezolanos en los albores del próximo año. No cabe la
menor duda de que se harán elecciones parlamentarias con la participación de
los partidos del Polo Patriótico gobernado por el PSUV, un conjunto de
minipartidos de nuevo cuño con topos a la cabeza, y de los partidos
tradicionales representados por individuos nombrados por el régimen. Es un
hueso duro de roer que tal personaje se divorcien de sus correligionarios para
ir como candidatos en las listas nominales y de partido, los cuales por obra y
gracia de los resultados serán electos minoritariamente por un puñado de
votantes que no llegarán a 2 millones y que el CNE anunciará una participación
3 o 4 veces más elevada, y proclamarán el “triunfo legítimo” de los candidatos
del régimen acompañado de gran publicidad nacional e internacional.
Este escenario probable será la resultante de los
movimientos de piezas en el tablero señalado que se nutre, además, con la
oportunista liberación de presos civiles donde algunos de ellos tendrán su
premio de consolación previo compromisos adquiridos fortalecidos con la ayuda
de algunos bate quebrados que antaño hicieron el ridículo con su participación
electoral y tuvieron miedo de defender los resultados electorales y que ahora
se rasgan las vestiduras haciendo un llamado a elecciones parlamentarias
afirmando sarcásticamente que tienen que aprovechar una rendija para meter la
pata..
Una vez electos y juramentados, el régimen izará la bandera
de ser un cuerpo legitimo, que sustituye a una Asamblea Nacional que no cubrió
las expectativas. Ciertos dirigentes que no pudieron entrar en las listas
regresarán a su viejo partido y que para el activismo del caso tendrán
representación legislativa en los diputados electos en una gran movida.
Por otra parte, la reacción internacional que ya ha fijado
posición en la ilegalidad del tal proceso
fraudulento, atizará sus protestas, probablemente reforzará las medidas
restrictivas, se oirán voces de protestas nacionales e internacionales,
pero al régimen le “dará lomo” como se
dice en términos criollos, se burlará de los países democráticos que adoptaron
esa postura, muchos de ellos se echaran atrás diplomáticamente y el régimen
tendrá en sus manos el control total de los poderes, conseguirá su objetivo de
legitimarse, al disponer de una mayoría en la Asamblea Nacional lo cual le
permitirá validar actuaciones corruptas, contrataciones, acuerdos ilegales, y
dejará en el aire el supuesto gobierno interino.
Ese potencial escenario se nos acerca como un sunami, y
habrá otra jugada táctica, ante la
protesta internacional de los países que apoyaron al interinato, convocarán la
gran asamblea de los países no alineados que bajo la batuta de los gobiernos
socialistas y comunistas, apoyarán al régimen para reforzar el reto al
capitalismo, al gigante del norte, burlarse de las democracias y contribuir con
sus movimientos racistas, neonazis y comunistas a acciones violentas y
desestabilizar a los países del continente cuyas hordas incendiarias ya
prendieron en el norte, en varios países de Suramérica y van avanzando en
países europeos, Asia y de ciertos países africanos con la clara intención de imponer
la globalidad política de las izquierdas y sus efectos económicos destructivos
y hambreado res.
Ese panorama cuya realidad comienza a tomar forma nos obliga
a atender el llamado de las organizaciones civiles y a la responsabilidad
ciudadana. Es preferible morir con las botas puestas que de hambre. Al sistema
hay que enfrentarlo, a los secuestradores y usurpadores hay que
desestabilizarlos, igual si nos apalean, encarcelan, o nos tiran sus perros de
guerra. Ante tanta crueldad una fuerza coaligada cuyos intereses y seguridad se
verán afectados directamente seguramente ayudarán en la tarea heroica de
rescatar al país. Si no actuamos como libertarios, el futuro se ve sombrío para
la libertad y supervivencia. Se va a profundizar la transformación del venezolano
común en harapienta vida, similar a la del pueblo cubano, cuya oprobiosa
dictadura ha convertido a Venezuela en su provincia a la cual chupan como
sanguijuelas.
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