Genaro Mosquera C.
Nuevamente ya no en la sombra, sino
abiertamente y sin rubor se negocia con el régimen La consecuencia la tal
operación ha tenido una base supuestamente de defenestrar a Maduro como
usurpador de un gobierno que fue declarado como tal por el Tribunal Supremo de
Justicia (TSJ) legitimo quien preparó los protocolos legales necesarios para
lograr el apoyo internacional a la salida de la crisis y, muy especialmente su
declaratoria de invalidez del sistema electoral lo cual es el principal
argumento para dejar en claro la usurpación del poder. A pesar de lo expuesto,
no se han logrado satisfacer las exigencias nacionales e internacionales,
incluso haciendo concesiones políticas, bien sean a políticos de vieja data,
disidentes o a partidos políticos; muchas de ellos cuestionados y contaminados con
personas de antecedentes dudosos en la gestión que desarrollan y que continúan
operando como cooperadores del régimen.
Sobre este particular se observan dos
tendencias, los que desean el cambio de régimen exigiendo entre otros a la
Asamblea Nacional que autorice una intervención militar de coalición extranjera
y aquellos que forjan una negociación para dejar vivo y coleando el sistema
socialista dejando fuera al usurpador e ir a unas elecciones presidenciales y probablemente legislativas que preserven la
estructura del régimen dentro de una política de inmunidad, conciliación y
convivencia..
Un tema sobre el primer elemento se
debe considerar es la “Ayuda Humanitaria” que debió entrar con mediante una “coalición de protección militar de paz “
sustentada en la petición administrativa a la AN, basada en el artículo
187 de la Constitución que habla de “autorizar Misiones Militares que cooperen
con las FANB de Venezuela”. Postura que la AN no ha cumplido sino
parcialmente y ahora intenta curarse en salud contradictoriamente pero con
efecto no prácticos con el instrumento denominado “TIAR”. También han dejado de
lado la petición de nombrar autoridades electorales, incluso al Consejo de
Gobierno y la recomendación sobre la interpretación de los artículos 333 y 350
para restablecer el orden democrático a través de un levantamiento militar que
sería cumplir un deber constitucional, pero este se ha cuestionado y develado
por el despreciable mecanismo de la delación y la presión cubana-rusa ordenando
para mantener al usurpador a como diese lugar en la cabeza del régimen.
El gobierno norteamericano ha
sostenido que “todas las opciones están sobre la mesa” cuya estrategia geopolítica
se centra en propósitos disuasivos, de frenos económicos y presión militar para
contribuir con el cambio de régimen. Frente a esa estrategia ha avanzado la
sustentada por ciertos dirigentes nacionales y países que juegan a la negociación y a supuestas
elecciones democráticas sin cambiar el aparato electoral para indirectamente
proteger sus propios intereses volteando la cara para otro lado frente a la
masacre humanitaria que cobra cientos de vidas
Nuevamente se ha desestimulado la
acción humanitaria y la intervención militar de paz, como consecuencia, el
compromiso internacional con el país se diluye y se eleva de nivel a acuerdos y
decisiones negociados entre Rusia y los Estados Unido dejando de lado un grave problema que
representa la invasión tangible de
la fuerza militar cubana, y la presencia táctica del ejecito ruso, chino,
incluso iraní, quienes llegaron con la excusa de alistar la estructura misilistica
y el apoyo a condiciones operacionales bélicas acompañadas con veladas amenazas
subjetivas o directas a los Estados Unidos y a Colombia interpretadas como un
reto que conduciría a una escala bélica altamente peligrosa donde la
irresponsabilidad de un usurpador nos ha convertido en un objetivo militar internacional
y dudamos mucho que se entienda objetivamente la gravedad de esta
circunstancia.
El resultado de repetidas
negociaciones nos está conduciendo aceleradamente a una situación que alarga el
tiempo y es cada vez más grave para la población venezolana que es diezmada
sistemáticamente como consecuencias del hambre, falta de dinero, inseguridad,
medicinas y de servicios de salud, sin dejar de lado la cárcel por la protesta
y los asesinatos políticos sin misericordia y rubor. Sin embargo, el manejo
hipócrita de una salida de paz y de concesiones a la mafia del crimen
organizado donde el régimen es protagonista van a lograr centrar su
supervivencia en un acuerdo para llevar a cabo elecciones presidenciales y
legislativas en un plazo de varios meses confrontando la oposición oficial a uno
o varios candidatos aprobados por el régimen dejando al usurpador ser
espectador hasta su total impunidad. Las consecuencias de tal acción serán oprobiosas
para unas elecciones trasparentes y para la población en general que no podrá
resolver sus problemas de supervivencia a costilla acomodada de la tal
oposición, al régimen y a sus acuerdos de quien gobernara este desastre.
Ni se quiere ver ni discutir el tema
de fondo que es una población sufrida y deprimida, que continuará el éxodo sin
resolver una supervivencia decorosa y democrática. El país continuará en manos
de una organización criminal, atentatoria de sus derechos soportada por
ejércitos de ocupación que constituyen no solo un atentado a la democracia sino
una burla a la seguridad continental y un deprecio a las acciones de países que
desean un cambio de situación, no porque les importe demasiado lo que le pasa a
los venezolanos sino por los efectos que tienen las finanzas mal habidas, la
amenaza militar terrorista y antidemocrática y los de un éxodo que ya no tiene
capacidad de absorción.
El rescate de la Democracia, el cese
de la usurpación, el logro de la libertad y el ejercicio democrático del poder
es el norte para reconstruir a Venezuela a través de una acción planeada basada
en la exigencia popular, la acción inteligente de la disidencia, el rescate de
la institucionalidad, y el apoyo de la intervención extranjera e imposibilidad
de desarticular completamente la fuerza armada nacional quien hace fila
protegiendo sus intereses corruptos. Como
no se han logrado estos objetivos, habrá otros escenarios para echar al régimen
con toda la fuerza necesaria y ciertamente con todas las opciones posibles ya
que no hay fuerza diplomática, restricciones económicas y cerco internacional
que pueda reducir a corto plazo a un régimen basado en la fuerza bruta
integrada por un ejército de composición multipropósito, como son los treinta
mil cubanos, la guerrilla colombiana asentada en el país, los milicianos, los
policías metropolitanos, colectivos y mercenarios cuya base de sustentación es
dependiente de un colonizador extranjero, de los intereses de países no
democráticos y del narco terrorismo internacional. Esto requiere una estrategia
militar diferente y es lo que está en juego en los escenarios de los países
democráticos y serán decididos en gabinetes de gobiernos internacionales
Todo indica dos extremos del
desenlace, o se van del poder los usurpadores, o se mantendrá el terror y la
dependencia. Creemos en la necesaria construcción de un Gobierno de Transición con
la ayuda de una fuerza multinacional para protegernos de la invasión y
ocupación del territorio de fuerzas militares extranjeras asociadas al
terrorismo y a las mafias organizadas que se apoderaron silenciosamente del país.
No podemos detenernos por causa de
personeros comprometidos y entreguistas, ni quebrar la moral. Se debe continuar con decisión y sin miedo,
denunciar a los manipuladores de la política de última generación e instrumentar
la formulación del plan internacional de
reconstrucción económica y democrática,
preparar el terreno para elecciones transparentes necesarias a mediano plazo, conducido
por rectores electorales de probada capacidad e independencia, de un registro
electoral nuevo que refleje la real estructura demográfica y veracidad de los
votantes, de un sistema de control, auditoria y de acompañamiento aséptico
internacional preparado en el menor tiempo posible con un basamento
institucional plural, libre de prejuicios y de intereses particulares.
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