Consumado el fraude electoral, ¿ahora qué?
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December 15, 2020
El régimen venezolano ha consumado su elección particular
parlamentaria, tal como se ha advertido, de manera fraudulenta y con el
objetivo de imponer una Asamblea Nacional a su medida, y de paso cumplir con el
doble propósito de intentar manipular la opinión internacional, tratar de
disimular su condición antidemocrática, nombrar a militantes y colaboradores
que le permitan aprobar cualquier hecho irregular de sus actuaciones, cubrir
los desaguisados cometidos, validar contratos y convenios, y comenzar a
construir un nuevo andamio legal, reglamentario, que facilite el remate público
de los intereses nacionales y cubrir las escandalosas transacciones
delincuenciales.
La operación electoral ilegítima se monta con enorme y
significativa abstención, pero sus chucutos resultados determinan nombramientos
de parlamentarios sin ningún tipo de representatividad, pero como se ha
afirmado demasiadas veces, el régimen ni siguiera guarda las apariencias
formales y proclama sin rubor que de los 48 cargos de las listas nacionales, 36
son de su partido, los cuales representan 75% de los votos. Generosa y
convenientemente el resto fue asignado a los “partidos tradicionales de
oposición”, cuya representatividad y símbolos fueron transferidos en operación
ilegal a unos cuantos colaboracionistas que se apropiaron de los partidos a los
cuales alguna vez pertenecieron y les pusieron en bandeja un partido nacional.
Este premio de consolación permitió la repartición de las designaciones
“equitativamente”, tres para el partido Acción Democrática, dos para El Cambio,
otros dos para Primero Venezuela y uno para Avanzada Progresista, Copei y el
Partido Comunista, respectivamente. No se menciona siquiera que algunos de los
dirigentes de la “nueva oposición colaboracionista” que se prestaron para
tamaña farsa fueron dejados de lado, despreciados olímpicamente y sometidos a
un ridículo embarazoso.
También debemos recordar un componente importante: los
medios electrónicos usados en el proceso, es decir, equipos que fueron
suministrados por los chinos para sustituir las máquinas que en marzo de este
año incendiaron. Estos fueron debidamente preparados como una caja negra para
disponer de un sistema informático que, como de costumbre, modele los
resultados en tiempo real y ajuste en “operación remate” los resultados
necesarios para asegurarse la estrategia de apoderamiento del último reducto que
les hacía falta para el control total y defenestrar a una estorbosa dirigencia
que ya no necesita.
Pomposamente anuncian que las representaciones estadales son
de su propiedad y que sobre la base de 6.251.008 votos válidos la alianza
oficialista del Gran Polo Patriótico (GPP) ha logrado 68,4% de los votos, en
unos comicios en los que la participación “opositora” convenientemente se ha
ubicado en 30,5%, haciendo abstracción obviamente, que la población votante que
vive en Venezuela no se apareció en los centros electorales y que ahí solo
concurrieron obligados, comprados, fanáticos y enchufados en una miserable
proporción que ratifica la invalidez del proceso fraudulento, pero que ya fue
calificado por la perniciosa propaganda
de “inmensa” vocación democrática de un país que quiere paz, diálogo,
recuperación, armonía y respeto a nuestra autodeterminación”.
Los despliegues de opiniones públicas sobre el resultado
están manejando la información de manera relativa, es decir, mediante una
manipulación aritmética no válida pues se establecen dichos porcentajes sobre
la base de un registro electoral calculado en 20,7 millones de votantes.
Es necesario recalcar reiteradamente que en el país no hay
precisión en la composición del registro electoral, esa cifra es realmente
virtual, no es realista y no puede ser tomada como base para expresar
porcentajes de participación. Solo citaremos algunos elementos del mismo.
Millones de potenciales votantes migraron fuera del país sin posibilidad y
deseo alguno de participar en este truculento proceso, cientos de miles de
registros están repetidos, miles de fallecidos permanecen en los registros,
segmentos enteros etarios de la población no se han inscrito, millonarias cantidades de votantes virtuales
se han detectado en los análisis efectuados, todo ello y otras cuestiones
adicionales han desvirtuado totalmente el registro electoral, por esa razón,
hablar de porcentajes resultantes es
tergiversar la realidad, y las interpretaciones solo deberían referirse
a números absolutos calculados sobre la votación real cuyos valores jamás
tendrán la certeza y claridad necesaria, es decir, podrán decir que votaron 6
millones de personas, pero pueden ser 1 o 2, o cualquier cifra que interese.
Pregonar mentiras públicas es simplemente delincuencial, incluso violatoria de
decisiones judiciales que sentenciaron a muerte al sistema y convirtieron al
régimen en usurpador,
La realidad concreta como resultado de un proceso írrito y
fraudulento es que la estructura de la Asamblea va a ser reemplazada,
independientemente de que sea producto de un fraude, reconocida o no
internacionalmente, que el gobierno interino sea una utopía y que sus
dirigentes anduvieran pregonando su validez inútil dentro y fuera del país, sin
efecto alguno para desplazar a una dictadura feroz.
Como consecuencia de todo lo anterior, antes de caer en las
profundidades de la desesperanza de la gente, de continuar con un régimen
depredador, hambreador, violador de los derechos y corrupto, aliado de los más
perversos intereses es de países antidemocráticos o los esquemas del llamado
progresismo o del estado profundo, todavía quedan reservas morales en el país
capaces de enfrentar tan perversos designios. Agrupaciones defensoras de los
derechos ciudadanos como lo son los representantes del Frente Institucional
Militar; civilistas, cuyo origen fue el frente democrático; universitarios como
los agrupados en la Tertulia; líderes individuales en la denuncia de los
fraudes electorales; o el movimiento constituyente ANCO, cuyas iniciativas y persistencia
crearon el mecanismo de la consulta, cedida a la Asamblea como elemento de
conexión para rescatar sus pocas iniciativas. Esas y otras muchas
organizaciones no mencionadas tienen el liderazgo, conocimiento, experiencia y
valores morales para que, con la debida coordinación, logren la vinculación con
las academias, universidades, gremios docentes, sindicatos, colegios
profesionales y la Iglesia; para lograr la direccionalidad política necesaria
para enfrentar esta nueva etapa de la dictadura, y convertirse en voceros
calificados que conduzcan la expresión de un pueblo sometido y humillado y
logren potenciar el apoyo necesario para el deseado cambio.
Esa dirigencia debe reconducir un proceso rebelde y
definitivo, destinado a lograr hechos concretos, tales como: desplazar al
régimen con toda la estrategia, resistencia, poder moral y material que haga
falta; sacar del país a los mafiosos, los chupasangre del Caribe, la guerrilla
narcotraficante e invasora, al oso ruso, succionador de recursos y responsable
del armamentismo depredador, de los amarillos especuladores, a los fanáticos
religiosos del islam con sus ansias de dominación, y a tantos aprovechadores de
las mafias del crimen internacional. Finalmente, preparar los esquemas de gobierno
para una transición y la revisión integral de todo el sistema electoral.
Los objetivos eran claros, los diagnósticos hechos, los
deseos de supervivencia nos animan, en fin, es un deseo de Navidad, que Dios
oiga el deseo de echar a los mercaderes de su templo, que nos ilumine para el
sustento de la vida sana y en libertad. Que nos ayude a expulsar y castigar a
tanto delincuente asesino cuya inmoralidad y riqueza nos la restriegan en la
cara sistemáticamente.
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