Confinados, aislados y maltratados
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December 19, 2020
Es enervante y frustrante el cinismo del régimen cuando
vemos obligar a la población al aislamiento generalizado cuyo propósito, más
allá de su insensible postura ante los avances de la pandemia, es someter a la
gente a la inmovilización, al capricho de los jerarcas y de sus fuerzas de
ocupación, cuyo fin último está dirigido al conocido control social. Es
evidente que la causa está orientada a mantener a los venezolanos en sus casas,
a tener el control de las calles, no dejar que se movilicen, y que no puedan
entrar y salir, ya no solo de su hábitat regular, sino de un estado a otro, y
más grave aún, del propio país.
El régimen está aplicando la política de confinamiento y
aislamiento, tal como la hacen en otros países similares regímenes
dictatoriales como lo son el cubano, donde sus habitantes no pueden moverse sin
el estricto cumplimiento de los controles odiosos, y también, es copia exacta
del modelo chino, de Vietnam del Norte y de otros países cuyos regímenes
someten a la población a sus designios.
El objetivo más claro de esa cruel política se impone además
para limitar los movimientos de protesta y de los que hacen verdadera y franca
oposición al régimen, a los integrantes de los grupos de opinión,
institucionales o no. Todos se ven sometidos a permanente persecución y
agresión, de esa manera, los confinan a permanecer en un solo lugar, tal como en
una gigantesca cárcel. Al final, los tiene cercados y listos para ser
encadenados. Esta política obviamente alcanzará a los miembros de la Asamblea
Nacional que no se cuadraron con ellos y finalmente los encarcelarán para
limpiar toda oposición formal y lograr sus propósitos de defenestramiento del
Parlamento y asumir el poder total.
Este confinamiento o cárcel domiciliaria ya va a cumplir un
año, y amenaza con extenderse el año que viene, para ello van cercando y
cerrando paulatinamente las puertas, restringen el tránsito interno, suspenden vuelos nacionales e
internacionales, cierran los puertos y
aeropuertos a los viajeros, limitando la salida regular solo a sus acólitos a
países igualmente comprometidos con ellos, tal es el caso de México, Bolivia,
Rusia, China, Irán y Turquía, acción esta que potencia la irregular huida de la población por los
caminos verdes, sin consideración de ningún tipo, generando la desesperación de
quienes fuesen atrapados y por otro lado, obligando a retener involuntariamente
a quienes están en el exterior, especialmente como efecto de la pandemia china
que los llevó indeseablemente a permanecer por meses en países extraños, a
costos elevados e impagables, y en condiciones de vida absolutamente precarias.
La situación señalada ha generado el escape voluntario de
segmentos de la población, quienes inician el terrorífico éxodo hacia las
fronteras sujetos a cualquier contingencia peligrosa, incluso de los “coyotes”
y de sus bandas armadas que se aprovechan de la circunstancia para el tráfico
de personas y expoliar los pocos recursos que poseen. El bordear las fronteras
y trapazarlas de por sí es un gran peligro, no solo por tierra, sino usando
embarcaciones improvisadas huyendo de la desidia, del hambre y la ausencia de
trabajo. También de la represión a la mala voluntad e irresponsabilidad del
régimen que los desprecia.
El resultado de muchos de los que tienen esa experiencia
están en grave riesgo, incluso de muerte, y no es favorecida su migración
porque frecuentemente se produce el rechazo al ingreso a países que se dicen
amigos, pero que son realmente enemigos, tal es el caso de violadores de los
derechos humanos, como lo es Trinidad y Tobago que devuelven al mar las cargas
humanas condenándolos a muerte, como lo evidencian ya cientos de personas
desaparecidas en alta mar cuyos despreciables culpables se desentienden de la
situación.
El resultado es la frustración, impotencia y rabia que
genera esta situación extrema, inhumana, criminal, que no es única, sino que
está fortalecida por el rechazo en algunos países receptores que nos ven como
invasores, volteando hipócritamente ante los brotes xenofóbicos y nos miran
como bichos raros que invaden sus espacios usando argumentos egoístas basados
inadecuadamente, como lo es el supuesto detrimento que producimos a su propio
hábitat y afectación de las condiciones de vida.
En época de recogimiento y de Navidad miles de compatriotas
están atrapados sin recursos en aeropuertos que no los embarcan a Venezuela
dada la circunstancia de que el régimen aisló al país al suspender
unilateralmente vuelos con la excusa de la pandemia, En realidad es una acción
política premeditada para atender y hacer imposible la vida de las personas que
no pueden regresar al país por vía alguna y que están siendo sometidas al
rechazo de líneas aéreas, de gobiernos que ni siguiera consideran permanencia
temporal y se agrava día a día por no tener dónde pernoctar y sufragar gastos
imposibles de cubrir, reservas inefectivas y el mal trato criminal que los pone
en condiciones terribles de supervivencia y humanidad.
La diáspora venezolana desparramada por el mundo en un
número sin precedente es producto esencialmente de los efectos de una cruel
dictadura quien huye del desafuero venezolano. Algunos han llegado a países
supuestamente amigos usando como excusa el asilo político, otros como
visitantes, en condiciones excepcionales o
en una variedad de situaciones
donde priva por lo general el hecho de
tener al poco tiempo inestabilidad legal de permanencia, pues los pasaportes se
vencen sin muchas posibilidades de renovación, incluyendo visas y permisos de
trabajo, del hecho de mantenerse económicamente, y de justificar la estadía
como refugiado lo cual tiene límites a
la permanencia que los pone en condiciones extremas de deportación para
indefectiblemente entregarlo a los brazos de sus consiguientes maltratos..
Este tema es de tal importancia para cientos de miles de
compatriotas que exigen de los representantes del gobierno transitorio, y de
los organismos internacionales, concentrar sus esfuerzos en este problema que
tiene prioridad para millones de personas. Lamentablemente los integrantes del
supuesto gobierno transitorio no lo tocan ignorando la situación y acrecentando
la desconfianza hacia ellos de los ciudadanos,
Toda esta singular situación, inducida por la estrategia
basada en el maltrato, odio, represión e insensibilidad del régimen
dictatorial, no da respuesta adecuada del “gobierno de papel” denominado
interino. El país no solo desea esa respuesta, también la respuesta prioritaria
que es la liberación de Venezuela, la cual debe ser apoyada con todos los
recursos, compromiso e iniciativas para el gran propósito de regresar al país a
su libertad. He ahí una gran tragedia cuya solución es el rescate del país en
manos de una oprobiosa dictadura manejada por cubanos como tierra propia y
entregado a los intereses de países vinculados al terrorismo internacional y al
crimen organizado.
Es imprescindible reconducir un proceso rebelde y definitivo
destinado a lograr desplazar al régimen, usando toda la resistencia, poder
moral y material que haga falta, con nuevas estrategias y dirigentes que los
hay en el país y que deben actuar apoyándose en organizaciones formales
sobrevivientes antes de que ellas desaparezcan del escenario como va a ser el
caso de las universidades, academias, gremios y la misma organización religiosa
representada por la iglesia cristiana.
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