CRIMEN ORGANIZADO Y
GOBERNANZA
Por Genaro Mosquera -October 10, 2020
Como si fuera poco, a la terrible situación de crisis, el
crimen organizado y la corrupción en Venezuela se ha convertido en un problema
de Estado de dimensiones extraordinariamente grandes, y sus efectos no solo
mantienen en constante miseria y peligro a la población, sino que su influencia
ha traspasado fronteras, especialmente hacia países de América Latina.
La dimensión del poder nacional e internacional de estas
organizaciones nos muestran que el problema es de tal magnitud que deben
ejecutarse medidas de envergadura que permitan minimizar la acción criminal
gestada durante más de dos décadas de impunidad, complicidad y participación de
funcionarios del Estado y que es el germen de la violencia, la corrupción y la
gobernanza dictatorial que tiene sumida a Venezuela en una de las peores crisis
de su historia y de influencia en los sistemas democráticos.
Los hallazgos más importantes de estudios sobre este
particular permiten identificar estratos criminales bien diferenciados en la
cual participan miles de organizaciones delictivas que tienen vínculos con el
poder político integrado por funcionarios y de una sociedad de cómplices, ya no
solo de venezolanos, sino de la
mafia internacional, de tal manera que
el régimen propicia el control institucional y ha transformado al Estado,
incluyendo al Poder Judicial, aparato militar, organismos de seguridad y
represión para proteger los hechos delictivos y hacer que gocen de impunidad.
La falta de instituciones públicas sólidas y su
desmantelamiento se ha diseñado para que sean el perfecto apoyo para la
ejecución de fechorías, crímenes, violación de derechos humanos y el robo de
los fondos públicos. La violencia institucionalizada por el crimen organizado,
el apoyo a bandas paramilitares de delincuentes perfectamente armados y con
“zonas de paz” cuidadosamente delimitadas, el apoderamiento de la
administración pública y el soporte de los integrantes de la FANB a la cúpula
económica, han instaurado en Venezuela un modelo político militar que ha tenido
consecuencias devastadoras para la vida de los venezolanos, incluida las
violaciones de los derechos humanos, destrucción del aparato productivo, de los
servicios públicos, de las oportunidades de superación de la pobreza y han generado un proceso de degradación sin
precedentes que derivó en la emergencia humanitaria compleja que nos aqueja y
aún espera por soluciones.
La investigación sobre estos tema ha permitido identificar
el vínculo relacional entre la delincuencia y la convivencia con los sistemas
del Estado corrompido, con tendencia a integrarse, incluyendo las estructuras
del poder regional y municipal que con amplia direccionalidad protegen sus
fechorías, estafas y chantajes asociándose con la guerrilla colombiana y que
más allá del tráfico de drogas han creado miniestados, incluida la
administración municipal especialmente en los centros poblados fronterizos.
Las expropiaciones decretadas contribuyen a la ilegalidad
que mutan fácilmente hacia actividades tales como: contrabando, comercio ilegal
de hidrocarburos y de metales preciosos cuyo esquema de explotación se ha
entregado traidoramente a empresas internacionales, muchas de ellas, con
amplios expedientes criminales, independientemente si son sometidas o no a
amplias restricciones internacionales en su funcionamiento y que se han
caracterizado por su eficiencia en el lavado de dinero, tráfico de drogas y la
compra de empresas, especialmente financieras, de seguros, turísticas,
urbanismo y de comercialización masiva de servicios, incluyendo empresas
tecnológicas. Esa estrategia cubre a empresas vitales expropiadas cuyas
concesiones fueron otorgadas lícitamente, y sus derechos contractuales fueron
revocados sin importar que tengan demandas que cursan en tribunales
internacionales, como por ejemplo casos de empresas en el Arco Minero de
Guayana, empresas del sector petrolero, transporte pesado y del sector
hotelero.
La corporación del crimen en Venezuela está potenciado por
un esquema que se ampara en el diseño de empresas establecidas o creadas en un
amplio rango de actividades y de países
mediante la cual se realizan transacciones comerciales, especialmente en
el mercado de los hidrocarburos y de productos estratégicos, en una suerte de
red comercial integrada por cientos de empresas en asociación con funcionarios
venezolanos que propician el establecimiento de la red ilícita más importante
en América. Esta estructura tiene como características ser la mayor traficante
en los mercados abiertos, complementado por otros segmentos como el tráfico de
personas.
La mayor parte de esas empresas están constituidas por
integrantes de sus principales dirigentes nacionales y regionales, del
funcionariado, familiares y testaferros; de empresarios privados, banca
internacional, consultores y bufetes de abogados, nacionales y de otros países
que se han beneficiado de la actividad delictiva facilitando la acción de los
otros bloques de la delincuencia organizada que opera en el territorio
venezolano o de América Latina.
Son muchísimas las circunstancias en la que la corrupción
podría ser una de las causantes del aumento de la inseguridad ciudadana
estimulada en gran medida por la delincuencia organizada tales como las
estructuras de los colectivos, dueños de las barriadas de las principales
ciudades del país. Buena parte del dinero que se genera en otras actividades
delictivas, termina luego siendo “lavado” a través de distintas operaciones
donde están ocultos empresarios o bolichicos, especialistas en el proceso de
esconder o dar apariencia de legalidad a capitales, bienes y haberes.
Esta red de corrupción que las investigaciones más
pesimistas estiman que han penetrado en más de 70 países, en efecto, el sistema
ha adquirido dimensiones internacionales de carácter empresarial, sustentado
institucionalmente por un aparato tarifado de bufetes y empresas de
representación destinadas a la defensa y protección a delincuentes o al reclamo
de varias docenas de países que han abierto investigaciones por corrupción centradas
en cifras inimaginables que se aproximan a la estafa más grande de todos los
tiempos, que suman montos que se estiman
en más de 50.000 billones de dólares, cifra que va en franco ascenso en la
medida que se revelan más desfalcos contra la nación.
Con regularidad surgen nuevos casos que van engrosando la
lista de delitos cometidos por esta estructura delictual, que ya se encuadra en
los parámetros de la gran corrupción, seguida para la explotación de los
recursos nacionales sin discriminación lo cual da para pagar con la ayuda de
los recursos del narcotráfico la burocracia, el comercio de los alimentos,
importaciones generales y últimamente de gasolina y combustibles en general a
cambio de toneladas de oro extraídas ilegalmente del arco minero y enviadas sin
rubor alguno a Irán como medio de pago y a la ayuda de gobiernos corruptos los
cuales intentan balancear las cuentas generadas por los tratados y contratos
ilegales en franco reto a los intereses
de los países democráticos. Solamente este último aspecto justifica una
elección fraudulenta para apoderarse de la Asamblea Nacional con uno de los
objetivos más destacados como es el de poner a cubierto la ilegalidad de los
contratos suscritos.
Esta gran operación se montó inicialmente con los procesos
de expropiaciones, la creación de empresas fantasmas y la asociación
estratégica de cientos de empresas claves con la participación accionaria de
los países que conjuntamente con funcionarios públicos especialmente militares
incluyendo familiares y aguantadores de oficio que se prestan para ejercer las
actividades de gestión y aprovechamiento sin límites de sus procesos ilegales.
Desmontar la red empresarial
y del crimen organizado internacional será todo un reto, y requiere de
importantes acciones de diseño y de un planeamiento adecuado para el rescate integral de los recursos sustraídos a
la República que ocupará a los mejores expertos
de cada área para lograr
desmantelar y controlar a mediano plazo a una organización transcompleja
de distribución ilícita de recursos que empieza a contaminar a algunos
integrantes de la oposición colaboracionista que ya se ha hecho parte del
sistema de organizaciones criminales. Hay mucha tela que cortar para un
gobierno de transición.
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